El amor lituano es sofisticado, estilizado y arisco. Al menos en esta película, que relata de forma poética y seductora el verano de una chica de 17 años que se debate entre su amor por los aviones de acrobacias y su pavor a la altura mientras descubre el cuerpo de los otros, y sobre todo de las otras, porque el tema principal es el amor entre mujeres.
La realizadora Alanté Kavaïté ha sabido afinar con la edad protagonista, que habita de forma agreste el confuso tránsito hacia el mundo de los adultos, y en la ubicación temporal de sus peripecias, uno de esos veranos en los que la vida avanza a zancadas y no a pasos. De factura independiente, pese a su cuidada fotografía, su hermoso vestuario y sus potentes actrices, su pasión es hermosa y fría, como el Báltico.