Aunque la sombra de Miyazaki es alargada, la carrera de Takahata no desmerece a la de su compañero de Ghibli. A él le debemos series como "Heidi" o "Marcos" y títulos esenciales del estudio como "La tumba de las luciérnagas". El maestro, que supera a Miyazaki en experiencia de la vida (tiene 80 años) ha firmado en "El cuento de la princesa Kaguya" una película hermosísima en la que cada fotograma justifica los ocho años de trabajo invertidos al transformar un cuento en pura poesía.
Hubo que esperar para poder disfrutar de todo el sentido y la sensibilidad que transmiten sus trazos simples y delicados, como las ramas de cerezo que acaricia su protagonista, y a la vez enérgicos y fuertes, como el carácter de la joven que descubre el mundo y lo que la hace feliz y lo que la entristece. Su tardío estreno la hace coincidir con la película de despedida de Ghibli y, si cabe, vuelve el adiós todavía más duro.
