Algunas obras impactan por su capacidad para lograr que quien las contempla se vea inmerso en un mundo ajeno. Pocas películas lo logran al nivel en el que lo hace "El renacido", una apoteosis visual y visceral, un paseo por el lado salvaje de Norteamérica en un momento en que los pioneros ni siquiera soñaban con el tren y en el que cada paso suponía enfrentarse a los nativos de las tierras.
Pero aunque "El renacido" recrea estas luchas con un realismo y una crudeza que deja a "Salvar a soldado Ryan" en casi apta para la infancia, la odisea de su protagonista, un Leonardo DiCaprio que esta vez no tiene excusa para no llevarse el Oscar, es aún más heroica al avanzar contra una naturaleza descaradamente hostil. Los espectadores que no se conmuevan, al menos notarán el frío.