"Dejaron que la matara". Esta era la frase más repetida ayer entre vecinos, amigos y allegados de María Isabel Fuentes Fernández, la vecina de Riós asesinada a cuchilladas en la cama del hospital de Ourense tras salir de la UCI donde ingresó un mes antes por un brutal asalto en su domicilio familiar que, todo apunta, fue causado por su esposo aunque intentó disfrazarlo de robo. Mientras decenas de personas embargadas por la incredulidad y la tristeza de una muerte trágica que , según sus conocidos, pudo haberse evitado, Aniceto Rodríguez, de 75 años, continuaba sedado y estable en el mismo hospital donde mató a su esposa y donde trató de suicidarse poco después.

Abatidos por el crimen, familiares de María Isabel -enterrada ayer en Pazos (Verín)- lloran su muerte y su total desprotección pese a las sospechas de la Guardia Civil que centró en su marido la investigación tras el primer intento de asesinato en el domicilio conyugal que la tuvo un mes ingresada en la UCI de Ourense. Convencidos de que el sistema de protección a la víctima fracasó y que su pariente estuvo expuesta a su agresor por una negligencia, ya han contactado con un abogado, en la procura de asesoría legal y estudiarán presentar una denuncia para que se diriman responsabilidades.

No entienden si la culpa fue de la Guardia Civil por no arrestar al hombre cuando era sospechoso, o de la magistrada de Verín que negó indicios para considerarlo sospechoso de un delito de violencia de género. "No tenemos palabras, no lo entendemos", expresaban ayer antes del entierro de la mujer.

La judicatura se mantiene al lado de la titular de Primera Instancia e Instrucción 1, Cristina María Fernández Viforcos, quien rechazó pinchar el teléfono al esposo y tampoco accedió a mantener más tiempo en Reanimación a la víctima, pese a que la Policía Judicial de Verín advirtió del "peligro" que entrañaba que Aniceto pudiera tener acceso a ella las 24 horas del día. Desde el 29 de abril, se quedó a dormir en la butaca de las visitas. A las 7 de la mañana del viernes, le asestó varias cuchilladas en el pecho y el abdomen para, presuntamente, acabar con ella antes de que pudiera delatarlo por el primer ataque. La mejoría de Isabel era evidente y ya respondía con la cabeza a preguntas del personal del centro.

Desde el primer ataque que quiso disfrazar de un asalto domiciliario en mitad de la noche, Aniceto Rodríguez pasaba menos tiempo en la vivienda conyugal de Pazos (Verín), donde presuntamente intentó matar a su esposa por primera vez la madrugada del 1 al 2 de abril. El presunto asesino compaginaba el tiempo restringido de visitas a Reanimación con el que pasaba al lado de una hija, de su primer matrimonio, y estancias en la vivienda de una aldea de Riós, su ayuntamiento de origen, donde tuvo un negocio de hostelería y una carnicería.

Visitaba a Isabel en el servicio de Reanimación, y se quedaba a dormir con ella desde que fue ingresada en planta el 29 de abril. Según fuentes sanitarias, pasó de estar "muy cariñoso" a mostrarse "nervioso" a medida que la mujer mejoraba. Era insistente con cuestiones sobre la labor de los profesionales, preguntaba por qué entraban y salían de la habitación, además de por el estado de salud de la mujer y el tratamiento al que se la sometía. Precisamente se sospecha que decidió acabar con su vida ante el temor de que le delatara y contara que quien la agredió con el hacha fue él.

Aunque Aniceto Rodríguez estaba bajo la lupa de la Guardia Civil por el intento de homicidio de abril, la consumación final del crimen es materia de investigación de la Policía Nacional. Al haberse cometido el asesinato en la ciudad, la Comisaría lleva el caso, en concreto el Servicio de Atención a la Familia (SAF), la misma unidad que trata de dar con el paradero de Socorro Pérez, la mujer desaparecida hace unos días y de la que no hay pista alguna.

Tras haber sido sometido a dos operaciones, el estado médico de Aniceto, que se autolesionó con el mismo cuchillo con el que mató a su mujer, no ha permitido el interrogatorio. La Policía, con un agente custodiándolo 24 horas, le informará cuando mejore de sus derechos como detenido por asesinato.

Ayer por la mañana, el agresor seguía bajo sedación y, según fuentes del hospital, pasará más días en el servicio de Reanimación, donde había sido atendida su víctima. El mismo personal, por tanto, lo asiste a él. A la espera de si su evolución aconseja su puesta a disposición de la autoridad en el juzgado -el TSXG no prevé que sea antes del lunes-, la juez de Ourense también tendría la potestad de decretar su ingreso en el módulo para presos del CHUO, en el hospital ourensano de Santa María Nai.

En toda Galicia se celebraron ayer actos de repulsa contra la violencia machista. En Ourense la Marcha Mundial das Mulleres destacó que Isabel Fuentes, la primera víctima mortal gallega de este año, fue también víctima de un sistema "que la consideró ciudadana de segunda, que valora la preocupación por su protección como 'conjetura' y que estando sola, agredida y sin poder defenderse, no encontró en las instituciones ni en la justicia la protección que necesitaba para no ser asesinada".