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Magda Barceló: “El sentido de la vida no es ser feliz, sino tener un propósito”

La experta en coaching y facilitadora de grupos presentó en el Club FARO “Tu vida épica”, una especie de manual para tomar las riendas de la existencia

Magda Barceló: “El sentido de la vida no es ser feliz, sino tener un propósito”

“Cuál es el sentido de la vida? Los nihilistas dirán que ninguno, los existencialistas, que sí lo hay. Yo, en mi experiencia de diez años ayudando a grupos y personas, creo que está en tener un propósito”. Así lo afirmaba ayer en el Club FARO la coach personal y facilitadora grupal Magda Barceló, autora de “Tu vida épica. Una hoja de ruta para tomar las riendas de tu vida y liberar la fuerza de tu propósito” (Amat) en un acto en la sala de conferencias del Museo MARCO donde fue presentada y entrevistada por el actor y comunicador Alfonso Rivera.

Barceló realizó un repaso por las respuestas que da la cultura actual al sentido de la vida –la felicidad, el éxito, hacer algo grande o pequeño, vivir según las expectativas de otros,...–, refutando cada una de ellas. “Pensar que estamos aquí para ser felices no funciona porque es imposible serlo en todo momento, en la vida hay tragedias, muertes. Los estudios dicen que es mejor basarse en cumplir un propósito”, manifestó. También rechazó que poner el sentido de nuestra existencia en nuestros hijos, padres o pareja carga a la otra persona y nos descentra.

Aludió al estudio hecho por una enfermera de cuidados paliativos que preguntó a enfermos terminales al final de su vida sobre lo que más se arrepentían y la respuesta más común fue haber vivido según las expectativas de los demás. Y citó a Teresa de Calcuta para negar que el sentido vital sea hacer algo grande –“concéntrate en hacerlo con el corazón”–.

Si bien dijo que preguntarse “qué da sentido a mi vida” es un gran paso, recomendó tres pautas para tener en cuenta en el proceso de desarrollar un propósito vital: “somos únicos –cada uno es espacial y tiene la carga genética para hacer algo que solo puede realizar él mismo–, mortales –no sabemos cuánto tiempo estamos aquí y eso ha de servir para que espabilemos y distingamos qué es lo importante de lo que no lo es– y tenemos un propósito que cumplir”.

Para la búsqueda de esa misión, recomendó mirar al pasado, detectar nuestros gustos y nuestras heridas. Y se puso a ella mismo como ejemplo: “Trabajé en el mundo de la empresa más tiempo del que me hubiera gustado. Vi poca creatividad, falta de igualdad y personas tratadas como cosas. Así que me fui a fundaciones y ONG y más tarde a la consultora de coaching” poniendo en primer plano y haciendo de su propósito vital su profesión.

Otro de los consejos que dio a los que no han encontrado ese proyecto vital que dé sentido a su existencia fue “imaginaos cómo queréis estar en dos o tes años” y apuntar en un papel ideas de cosas que os atraigan.

Una vez se tenga una idea de ese propósito –sin tener miedo a fallar–, enumeró dos elementos necesarios para llevarlo a cabo: amor a uno mismo –”se tú mejor amigo, trátate como alguien a quien aprecias, neutralizando esas voces internas que nos machacan”– y gratitud. Respecto a esta última, Magda Barceló se refirió a un estudio neurocientífico que muestra que la mente al estar desocupada se enfoca en lo negativo y recomendó la gratitud como antídoto a esos pensamientos.

Como factores exteriores para facilitar ese proceso, citó, entre otras, apostar por relaciones no tóxicas, buscarse un espacio donde llevar a cabo más fácilmente ese propósito y buscar prácticas que nos acerquen a él. Por último, instó a pasar a la acción y compartir con los que nos rodean nuestra decisión.

Respondiendo a una pregunta de su entrevistador sobre su experiencia personal, Magda Barceló manifestó que parte de sus heridas transgeneracionales –y del resto de españoles- son las cicactrices de la Guerra Civil, que calificó de “carga genética”. Y a nivel individual, haber sufrido bullying “cuando aún no se llamaba así”, y retrasar la maternidad al momento en que estuviera establecida, casada, formada académicamente, algo que ocurrió pasados los 30 y resolvió acudiendo a la adopción.

Una economista comprometida con ayudar a personas a desarrollar su potencial

Magda Barceló (Reus, 1976) trabaja como caoach, consultora y facilitadora en una consultoría con sede en Bruselas especializada en llevar la diversidad y la inclusión en organizaciones globales. Su pasión es ayudar a individuos y organizaciones a conectar con su propósito y a manifestarse plenamente. Es licenciada en Administración de Empresas y tiene un máster en Género y Política Social. Está certificada como coach integral para la escuela New Ventures West y como facilitadora de Integral circling por el Integral Center de EEUU. “Estoy convencida de que cada uno de nosotros está aquí con un propósito único y que manifestarlo es nuestra responsabilidad más importante, con nosotros mismos y con el mundo. Mi propósito tiene que ver con acompañar a personas a encontrarse y a liberar plenamente el potencial que tienen”, afirma en la presentación de su página web, donde confiesa que su crecimiento más fuerte en su desarrollo personal ha venido de “conectar y curar heridas”, como el acoso escolar, las dificultades para ser madre, los profundos sentimientos de no pertenencia y las fuertes crisis de pareja. Su impulso viajero la ha llevado a trabajar en distintos países de Europa y en Estados Unidos.

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