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Bartolomé Burguera: "La obesidad se cura, pero el tratamiento debe mantenerse y ser agresivo"

"Estamos perdiendo la batalla en esta enfermedad", lamenta el doctor gallego

Bartolomé Burguera, en el Colexio de Fonseca, Compostela, donde recibió el premio. // Xoán Álvarez

Le gusta correr y participar en maratones. Ante todo, resulta afable. Bartolomé Burguera (Santiago, 1962) es una eminencia en Estados Unidos en endocrinología y metabolismo. Su labor la desempeña en la segunda mejor clínica de EEUU, la Cleveland Clinic, y en la Universidad Case Western Reserve. Recientemente, recibía en Compostela, donde estudió Medicina, el premio Nóvoa Santos, otorgado por la Asociación de Médicos Gallegos (Asomega), por su trayectoria.

- ¿Sería difícil para usted desempeñar en España su trabajo?

-Cada país tiene sus características y su sistema de trabajo. Sin duda, Estados Unidos ofrece más oportunidades desde el punto de vista profesional. Allí, tengo mucho apoyo de mi institución porque hay conciencia de que la obesidad es una enfermedad grave y de gran coste; los proyectos que estamos desarrollando, nuevas terapias para pacientes con obesidad, es un campo que necesita de nuevas iniciativas. La forma en la que actualmente estamos tratando la obesidad, tanto en EE UU con en Europa, no funciona. Lo demuestran las estadísticas, que recogen que su prevalencia sube cada año. Nosotros estamos poniendo en marcha programas interdisciplinares de tratamiento (incluyendo la utilización de medicamentos que reducen apetito aprobados por la FDA) de telemedicina; tratamos a los pacientes tanto de forma individual como en terapia de grupo. En España, quizás falla un poco la movilidad. En general, no es fácil cambiar de institución y hay demasiado hermetismo a la hora de ascender en el escalafón. Eso limita y resta motivación. Por otra parte, la inversión que hace España en puesta en marcha de nuevos proyectos e investigación no es comparable a lo que ocurre en Estados Unidos. Pero el sistema de salud norteamericano tiene también muchos problemas. Aún no sabemos qué va a pasar con la Obamacare y el impacto que puede tener la nueva administración en este tema tan importante.

- ¿Por qué las terapias contra la obesidad no son acertadas?

--En la obesidad estamos perdiendo la batalla. No estamos invirtiendo de forma adecuada en el tratamiento. Habría que abordarlo desde diversos puntos de vista como el nutricional, social, estrés, depresión y control de apetito. Nadie se ocupa de tratar de reducir el apetito con las herramientas de las que disponemos. Si tienes obesidad, el médico te dará a entender que tienes la culpa porque no comes bien. Te dirá que tienes que volver en seis meses y que si no adelgazas, ni te molestes en volver. No tratamos la obesidad con la misma objetividad con que tratamos otras enfermedades. Creemos que es culpa del paciente. Se trata de una dolencia crónica y la mayor parte de los tratamientos que facilitamos son agudos: seguir una dieta unas semanas, perder un poco de peso. Los pacientes, al final, acaban volviendo a sus hábitos y recuperando el peso. Creemos que no tiene cura o tratamiento. Sí lo tiene, debe ser mantenido y tiene que ser agresivo. Tiene que proporcionar herramientas para llevar a cabo hábitos saludables de por vida, pequeños y mantenidos. En el momento en el que dejas de llevarlos a cabo, vuelves a ganar peso. El cerebro regula el apetito. Hay que bajar el nivel del sensor de apetito, adipostato, en el cerebro de manera que comiendo menos no tengas hambre.

- ¿Por eso juegan un papel importante las hormonas tiroideas y el hipotálamo?

-Sin duda, lo que hacen las hormonas tiroideas es modular indirectamente ese adipostato y pueden bajarlo o subirlo. Las hormonas gastrointestinales hacen lo mismo. No dormir bien, estar estresado, tener depresión, tomar comidas con un alto índice glucémico o tener los niveles de vitamina D bajos modula a qué nivel está el apetito. La gente pesa 150 kilos porque su cerebro le pide que pese eso. El problema de la gente con obesidad es que tiene ese adipostato en un nivel superior al de la gente que consideramos saludable. Se dice de mucha gente que haga lo que haga no gana peso. Es así porque su nivel está a 75 kilos y su cerebro lo mantiene ahí, pero en otras personas puede subir a más de 100 y comen hasta ese nivel. El desafío es reducir en el adipostato cerebral a un nivel saludable.

- ¿Qué opina de las dietas con fases cetogénicas?

-Logran reducir el apetito; por eso son eficaces. No es que yo las defienda; son un complemento más. Es muy difícil y frustrante pensar que vas a perder peso por dejar de comer algo; es como tratar de conducir con el freno. El ejercicio establece el control del peso, reduce el estrés; es clave en la salud.

"Traer a un premio Nobel a dar clase en la universidad no es factible en España"

  • Preguntado por la consideración hacia el médico en España respecto a Estados Unidos, Burguera apunta que "en España, tenemos un sistema de salud muy bueno pero, en muchos aspectos, está basado en el altruismo del personal médico. El médico aquí tiene un sueldo comparable a lo que gana un residente en EE UU. El formarse como médico exige muchos años de trabajo y una vez formados, necesita seguir formándose; la jornada laboral es larga. Creo que el médico en España no recibe el reconocimiento profesional y económico que su esfuerzo ha supuesto. También tiene muy difícil ascender y se enfrenta con el hermetismo de la universidad. En el sistema académico español, traer alguien de fuera para ofrecerle una plaza es imposible. Quieres traer a un Premio Nobel para que trabaje en tu universidad no es factible". Otra cosa que habría que modificar, a su juicio, es la edad del retiro. "¿Por qué tienes que retirarte a los 65 años cuando en muchos casos estás en la plenitud de tu carrera? Has invertido toda tu vida para llegar ahí. En la Clínica Cleveland, la segunda institución médica más prestigiosa de EE UU, el presidente tiene 75 años; es un cirujano cardíaco y se retira a final de año porque él quiere. Fue nombrado presidente de la institución a los 66 años y ha hecho un trabajo fantástico. En estos años, ha conseguido que la clínica pase de la número cinco a la número dos".

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