Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Enamorados de su barrio

Algo tiene el casco histórico de Pontevedra que engancha de por vida a sus vecinos

Pedro Ruiz Zorrilla en el interior de su casa, en la Praza do Teucro, y Consuelo Rodríguez llegando a la suya, en la calle Cousiño. // Gustavo Santos

Algo tiene el casco histórico que todos los que viven en él rara vez quieren abandonarlo. El hecho de que el barrio termine siendo una pequeña ciudad en la que todos se conocen, desde hace años, termina enganchando.

Consuelo Rodríguez es vecina de Santa María de toda la vida, aunque ahora reside en la calle Cousiño.

"Lo bueno de esto es que aquí tienes todo al lado. Todos nos conocemos, somos vecinos de toda la vida", dice tras comprar el pan en el Ultramarino Diego Lores.

Celebra que cada vez haya más gente que opte por vivir en esta zona de la ciudad, pero reconoce que la cuestión del aparcamiento es un problema en este sentido. "Yo tengo una plaza de garaje en alquiler", apunta.

Además, lamenta que "cada vez cierran más comercios".

Pedro Ruiz Zorrilla, de 84 años, vive en una vivienda histórica de la Praza do Teucro desde el año 1965, propiedad de su esposa, María del Carmen García Malea "Cabezas".

Reconoce que es, "probablemente", la plaza más hermosa de la zona vieja, "en un entorno muy bonito", que, eso sí, enturbia el ruido generado por los locales de hostelería en los fines de semana. "No siempre cumplen los horarios de cierre", se lamenta el octogenario.

La casa tiene más de 500 años y fue construida por los Gago de Mendoza, cuyo escudo se puede apreciar en el exterior. Sufrió alguna remodelación en el año 1.700, "cuando el bisabuelo de mi mujer adquirió esta vivienda".

Pedro Ruiz Zorrilla es originario de un pueblo de Jaén, en la Sierra del Segura. Llegó a Pontevedra por trabajo. Su profesión, doctor ingeniero de montes le llevó a trabajar como director ocho años en el centro de investigación forestal de Lourizán en tres períodos diferentes, así como en prevención en el entonces Gobierno Civil.

Cuando se mudó con su mujer al casco histórico tenía 29 años. "Entonces la Praza do Teucro era un centro de reunión de vecinos, de amigos. Ahora es el patio del colegio y la terraza de los bares", se ríe.

Él fue uno de los fundadores de la asociación de vecinos Zona Monumental, de la que fue vicepresidente, que surgió para hacer frente a los duros años 80, en los que tanto daño hicieron las drogas.

"Cada vez quedan menos vecinos de los de antes: unos se fueron, otros fallecieron...", asegura un hombre enamorado de su barrio que no tiene pensado abandonar mientras pueda.

Compartir el artículo

stats