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Puchi y Putin

Me resistía a llamar Puchi a Puigdemont por consideración a sus electores, pero el conocimiento cada vez mayor de las liadas en las que este hombre nos hubiera metido hace difícil guardarle el menor respeto. Hará bien el Parlamento Europeo en investigar a fondo el tipo de relaciones entabladas por Puchi con Putin (aparte de los peligrosísimos merodeos que admiten sus colaboradores), las ayudas que había ofrecido prestarle el Kremlin (aparte de las ya desplegadas con campañas en las redes) y lo que este esperaba obtener a cambio (aparte de la rotura de uno de los grandes Estados de la UE). En el código genético del independentismo y en su memoria perinatal están ese tipo de cabildeos de gran potencia de Cataluña, cuando Pau Claris trató de que fuera un protectorado de Francia. Algo después, en la Paz de los Pirineos, Cataluña y España perdieron el Rosellón y la Cerdaña.

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