Redondela se convirtió el 27 de junio en el epicentro de la moda. La Fundación Filomena Rivera Alonso organizó en el convento de Villavella un evento en el que pudimos escuchar la presentación del acto por parte del periodista Pedro Mansilla, conocedor y máxima autoridad en el mundo de la moda.

Mi sobrina Gracia Regojo Bacardí, presidenta de dicha fundación, dio las gracias a los ponentes y a los muchos asistentes que abarrotaron el salón, estando presente Carlos López, vicepresidente de la Confederación de Empresarios Textiles de Galicia.

Helena López del Hierro, directora del Museo del Traje de Madrid, realizó un recorrido brillante por la historia de la moda nacional, desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad.

Teresa Palezuelo, diseñadora de moda especialista en trajes de novia, hizo hincapié en la importancia de vestir a la mujer en ese momento tan transcendental. Confesó que uno de los momentos más felices de su vida fue el confeccionar el traje de novia para su sobrina, que se casará en breve con el hijo mayor de los duques de Alba y que será con el tiempo duquesa de Alba.

Al día siguiente, mi hermana Alejandra (Álex), motor de la fundación, nos invitó en el pazo de Santa Teresa en Redondela a la comida que ya es tradicional. Tuve a mi lado a mi prima Pili Carrera, nacida en Redondela, en la que vivió hasta los 8 años. Yo soy un fan de Pili. Ha sido capaz de crear un imperio textil y hoy es una referencia a nivel nacional e internacional de la moda infantil. Pili es una mujer guapa, inteligente y muy trabajadora, que ha sabido compaginar el ser una gran madre, una gran esposa, con ser una importante empresaria.

En el otro lado de la mesa estaba Gene Cabaleiro. Somos amigos de toda la vida. Somos de Redondela y, cuando éramos niños, jugábamos juntos. Gene aprendió desde pequeño el valor del trabajo. Su madre era maestra y su padre, funcionario de la Renfe. Hizo sus estudios primarios en Redondela y después en Vigo se hizo perito mercantil. Desde muy joven destacó como un magnífico futbolista: primero en las categorías infantiles del antiguo Club de Fútbol Redondela, hoy, Choco. No había cumplido 18 años y la Leonesa que estaba en la Segunda división lo fichó y allí pasó unos años. Fue un mediocentro excepcional. Pero Dios le tenía preparado otros horizontes. Cuando yo tenía 21 años ya tenía una gran experiencia comercial; me conocía el norte de España y gran parte de Europa vendiendo camisas. Mi padre José Regojo era aún joven y mi inquietud empresarial me pedía formar una empresa textil distinta de la de mi padre. En unión con mis hermanos Juan Ángel y Recho fundamos la empresa ATIR, que es RITA al revés. Mis hermanos mayores me encargaron pilotar ATIR. Juan Ángel estaba en la fábrica de hilados y tejidos de Zamora y mi hermano Recho llevaba la fabricación de camisas.

Tuve que escoger un equipo para fabricar y comercializar pantalones de caballero. De la fabricación escogí a mi amigo Manolo Saavedra, gran trabajador y una buenísima persona, y puse la gestión económica y comercial en manos de Gene Cabaleiro. Él dice que la culpa de haberse metido en el mundo de los trapos la tengo yo; yo creo que él era un predestinado. Fue uno de los grandes de la moda gallega y de España. Cuando tuve que meterme a dirigir Regojo no podía atender ATIR y se la vendí a Manolo y Gene. Al final, este le compró su parte a Manolo y se quedó con el 100% de la compañía. Yo recuerdo verlo en Peinador con abrigo de visón y me dijo: "Pedro, lo que hay que hacer para vender". Gene es un hombre de suerte y se casó bien. Marisé fue siempre su musa.

En aquella mesa estaba mi amigo Alberto Barciela, hombre clave en TVG en tiempos en que era conselleiro de Cultura el redondelano Jesús Pérez Varela. Alberto hoy es un periodista de referencia a nivel nacional e internacional. Nos lanzó un discurso épico en que resaltó la importancia de Redondela en el mundo de la moda, con tres redondelanos en la cumbre del textil: la familia Regojo, con la camisa Dalí, Pili Carrera y Gene Cabaleiro.

Uno de los mayores placeres de la vida es estar comiendo y charlando con buenos amigos.

Miembro del Club 55