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Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El Área

Así pues, agotado prácticamente el mes de enero -y por tanto con uno menos antes de las elecciones gallegas- parece momento de retomar la atención sobre un asunto que es clave para el sur del país y por tanto para el conjunto: el Área Metropolitana de Vigo. Sobre el que se ha hablado mucho pero por desgracia se ha hecho demasiado poco, o no lo bastante. De forma especial -otra vez- desde la Xunta pese al compromiso expreso de su presidente.

Y no se trata, en absoluto, de dudar de la palabra del señor Feijóo -comprometido a resolver lo que no debería haber sido el problema que es ahora-, ni del esfuerzo de los concellos implicados, si bien unos más efectivos que otros. Pero lo que importan no son los dichos sino los hechos, y como el tiempo se agota, seguramente es momento oportuno para retomar la urgencia y reclamar bastante más disposición. No sea que unos por otros lleguen los comicios autonómicos y se quede el Área Metropolitana pendiente por otros varios años.

Quedó dicho, y reiterado, que esta figura tiene importancia clave para la ciudad olívica, su conurbación y por tanto para la provincia y el país. Pero su trascendencia puede ser mayor todavía si se considera que parece estar en vísperas de llegar un cambio de gobierno central -y con él, de filosofías y prácticas- y quizá se aborden por fin viejos asuntos pendientes. Sobre todo los relativos a la organización política y territorial del Estado.

(Conste que hay muchos que lo dudan, porque está demostrado que la cercanía del poder, y sobre todo su consecución, cambian promesas y compromisos. Se ha visto ya con el PSOE en varias ocasiones y se verá con sus nuevos socios, en el asunto de las diputaciones, entes a suprimir por la izquierda hasta que ha llegado a mandar en casi todo, pero, como dijo el filósofo -francés- c´est la vie. Sobre todo la política.)

Precisamente por eso, por prevención, es por lo que se reclama el fin de las dudas y las demoras sobre el Área viguesa y la aceleración de su proceso. Para que a nadie le entre la tentación de dejarla pendiente "por falta de tiempo parlamentario" o de mudar sus ideas en cuanto lleguen a controlar los presupuestos y dejar en la nevera el asunto. Le va demasiado a todos.

Y aunque quedan muchas más en el tintero, es procedente otra observación; necesitado como está el modelo vigente de una reordenación territorial, un desarrollo sensato y ágil de las áreas metropolitanas podría servir precisamente para modernizar los esquemas -y los mapas- y facilitar -e incluso hasta simplificar en vez de multiplicar como hasta ahora- las administraciones. Pero habrá que esperar y ver.

¿No...?

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