'Van Gogh, a las puertas de la eternidad': Un testimonio revelador
Una película basada en la vida del pintor postimpresionista holandés Vicent Van Gogh
Se apoya en ocasiones en una serie de especulaciones que no pretende hacer pasar por auténticas y tampoco es un modelo de cine riguroso, pero a pesar de ello este acercamiento a la figura del pintor postimpresionista holandés Vincent Van Gogh, que permite a Willem Dafoe una gran interpretación nominada al Óscar, aporta datos de enormes interés y elocuentes sobre su atormentada personalidad, que llegan a ser apasionantes para el público.
Tanto es así que en muchos foros se ha coincidido en resaltar que su realismo y su vitalidad superan, sin ir más lejos, los planteamientos de la biografía más famosa y destacada del artista, sobre todo en el plano cinematográfico, El loco del pelo rojo, dirigida por Vincent Minnelli en 1956 a partir de la novela de Irving Stone. Las claves de que la cinta funcione tan bien y llegue a impresionar están, sin duda, en el impecable trabajo de guión que se ha hecho y más concretamente los textos elaborados por el veterano escritor Jean-Claude Carriere, asiduo colaborador de Buñuel, que ha suministrado información relevante sobre el personaje que dan pie a debates o entrevistas repletas de contenido.
Y aunque el periodo que abarca el relato es limitado, ciñéndose a su estancia en Arles, una población del sur de Francia en la que residió desde 1886 hasta su misteriosa muerte en 1890, no impide que salgan a la luz algunos de los aspectos más importantes de su existencia, incluidos su delicada salud mental, su encierro en un hospital psiquiátrico, su notable religiosidad -fruto de un padre pastor muy estricto-, y su profunda decepción por el escaso valor que se dio a su obra, despreciada por público y crítica.
La otra columna firme es la dirección de Julian Schnabel, autor de cuatro largometrajes de los que destacan la ópera prima Basquiat y la impactante La escafandra y la mariposa, que ha demostrado virtudes con proyección de futuro. De esta forma, basándose en cartas, biografías y hasta en leyendas, Schnabel ha sabido dar vida propia a Van Gogh y desnudarlo en su dimensión humana y artística.