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El Celta se enfundó el traje que desde el principio de temporada se le tenía preparado: calidad, personalidad y gol. Los de Escribá desplegaron un fútbol que, esta vez sí y por fin, hizo crecer en la afición una ilusión que se había sembrado tras la mala temporada pasada.
El Celta se enfundó el traje que desde el principio de temporada se le tenía preparado: calidad, personalidad y gol. Los de Escribá desplegaron un fútbol que, esta vez sí y por fin, hizo crecer en la afición una ilusión que se había sembrado tras la mala temporada pasada.
El Celta se enfundó el traje que desde el principio de temporada se le tenía preparado: calidad, personalidad y gol. Los de Escribá desplegaron un fútbol que, esta vez sí y por fin, hizo crecer en la afición una ilusión que se había sembrado tras la mala temporada pasada.
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