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Ginecología

Dr. José Antonio Pérez Álvarez

ginecólogo del Hospital Quirónsalud Tenerife

¿Desde cuándo se utiliza el robot da Vinci en operaciones ginecológicas y cuál es el balance que hace de todo este tiempo?

Nacido en el seno de Silicon Valley a partir de patentes militares y por la empresa californiana Intuitive Surgical Inc., el robot Da Vinci se lanzó al mercado en 1999. En España la primera cirugía se desarrolló en 2005. Desde entonces, su expansión no ha parado hasta el punto de que en 2019 se desarrollaron más de 10.000 intervenciones usando este tipo de robots. En la actualidad, más de 70 centros hospitalarios españoles pueden ofrecer este sistema quirúrgico a sus pacientes. En Canarias, comenzamos el programa de cirugía robótica en Mayo del 2019, la primera cirugía que de ginecología se realiza en el hospital La Candelaria en esa misma fecha. Hasta la fecha llevamos 196 cirugías realizadas. El primer centro privado en adquirir el robot Da Vinci y realizar una cirugía fue QuironSalud Tenerife, pionero en este aspecto.

¿Qué tipo de lesiones o patologías ginecológicas se pueden tratar con esta máquina? ¿Para qué tipo de pacientes está recomendada?

El robot o Da Vinci se utiliza para el tratamiento quirúrgico tanto de patologías benignas como malignas. Como ejemplos del primer grupo tenemos las metrorragias funcionales, los miomas, la endometriosis, la adenomiosis, entre otras. El procedimiento quirúrgico más frecuente, si duda alguna, es la histerectomía (extirpación del útero) con o sin anexectomía (extirpación de los ovarios y las trompas de Falopio). Y el paradigma de enfermedad benigna que, en ocasiones puede llegar a comportarse como un proceso maligno, susceptible de tratarse con este robot aportando una ventaja adicional es la endometriosis, en la que la anatomía pélvica suele estar muy distorsionada y los campos quirúrgicos son muy complejos. Otros procedimientos pueden ser: cirugía de la incontinencia de orina, neurectomía presacra, colposacropexia, miomectomías, salpinguectomías, quistectomías de ovario o anexectomías, entre otras. En el caso de procedimientos oncológicos, el paradigma de enfermedad tratable con este robot sería el cáncer de endometrio. Además, cirugía del cáncer de cérvix uterino y de ovario en estadios iniciales, linfadenectomías,...

¿Qué ventajas ofrece esta cirugía robótica para las pacientes? ¿Y para el cirujano?

El robot Da Vinci ofrece un sistema quirúrgico de abordaje mínimamente invasivo de gran precisión, lo cual se traduce en menor dolor postquirúrgico, movilización precios, acortamiento de los tiempos de estancia hospitalaria, incorporación temprana a la vida social, laboral… En definitiva, una vuelta a la vida habitual de las pacientes en tiempo récord. Y a todo esto se añade la capacidad de realizar cada procedimiento quirúrgico con la mayor precisión posible, aumentado así la seguridad para las pacientes (menor sangrado, menor riesgo de infección...). Especialmente en las pacientes afectas de un cáncer ginecológico, el abordaje de territorios anatómicos complejos y de implicaciones vitales hace que la precisión que aporta el robot Da Vinci sea de vital importancia. Para el cirujano supone mayor visibilidad con un aumento 10 veces la realidad, mayor precisión por filtración de temblores, movimientos precisos, mejor acceso anatómico, instrumentos con articulación de más de 360º, visión inmersiva que permite al cirujano una mayor concentración, autonomía, mejor ergonomía (disminuye la fatiga), mejores resultados postquirúrgicos en cuanto a control de sangrado, menor tasa de reconversión... Por otro lado supone para el cirujano formar parte del grupo de expertos que usan una tecnología avanzada.

¿Qué mejoras supone con respecto a la cirugía laparoscópica clásica?

Tal y como se ha expuesto en la pregunta anterior, supone una ventaja adicional en cuanto a precisión quirúrgica para la paciente (mejor visión del campo quirúrgico, movimientos más precisos y finos de las pinzas de trabajo, menor daño tisular colateral asociado al acto quirúrgico). Por todo esto, la recuperación de las pacientes es más rápida y menos dolorosa.

¿Cómo se traduce eso en términos de bienestar postoperatorio y mejora el pronóstico?

El pronóstico de las pacientes dependerá de la enfermedad de base que haya motivado la cirugía. En el caso de pacientes oncológicas, el pronóstico lo marcará el tipo de cáncer que estemos abordando, el estado general de la paciente y su respuesta a otros tratamientos adicionales que pudieran ser necesarios (quimioterapia, radioterapia, inmune terapia...). En el caso de patología benigna, partiendo de la base de que cada procedimiento quirúrgico tiene por finalidad tratar una determinada patología para mejorar la calidad de vida o curar a la paciente, si adicionalmente podemos desarrollar esa cirugía con el mas avanzado y preciso asistente quirúrgico como es el robot Da Vinci, pues la respuesta ha de ser que también mejora el pronóstico.

¿Ayuda el Da Vinci a reducir los efectos secundarios?

La respuesta es rotundamente afirmativa. Con todo lo expuesto anteriormente y con el aval de más de 20.000 publicaciones médicas que confirman los beneficios de esta técnica para los pacientes. El robot Da Vinci en sí mismo es un robot esclavo a merced de la acción del cirujano. Interviene potenciando la seguridad del procedimiento quirúrgico mediante las características propias de esta alta tecnología. Se puede traducir ello como una reducción de las complicaciones intra y postquirúrgicas que puede tener un paciente.

¿Qué operación recuerda por su complejidad con el robot Da Vinci?

Partiendo de la base de que ninguna cirugía es sencilla y que cada procedimiento exige la mayor concentración y el mayor respeto, algunos procedimientos llevan intrínseco una mayor complejidad desde el inicio. Como ejemplo de cirugía benigna, recuerdo el caso de una paciente joven con una calidad de vida muy deteriorada a causa de una endometriosis severa. Desarrollamos una cirugía robótica de gran complejidad, dado que la anatomía pélvica estaba muy alterada por la enfermedad pero que, afortunadamente, permitió a la paciente disfrutar de una vida normal, sin dolor.

Si nos referimos a patología maligna, recuerdo el caso de una paciente joven, afecta de un cáncer de cérvix uterino en estado avanzado, con adenopatías (ganglios) tumorales a nivel retroperitoneal, envolviendo a la vena cava y la arteria aorta, cuya disección y exéresis resultó de gran complejidad, pero con buen final. Pero, por encima de todo esto, siempre están presentes aquellas pacientes en las que, por mucho que humana y médicamente hagamos el mayor de los esfuerzos, la enfermedad va más allá de nuestras posibilidades y nos gana la batalla.