Presos que queman celdas, insultan y amenazan a funcionarios y los agreden con cualquier objeto a su alcance. En los últimos meses, los funcionarios de prisiones en Galicia requisaron cientos de objetos punzantes fabricados por los reclusos y que llevaron al hospital a varios vigilantes y algunos incluso estuvieron semanas de baja por las heridas y contusiones sufridas. Bolígrafos o lápices, pletinas de ventanas o puertas, tornillos e incluso huesos de pollo y y de costilletas son algunos de los elementos utilizados por los presos en los penales de la comunidad para construir sus propias armas. Solo el último año, los empleados en las prisiones gallegas sufrieron más de 30 agresiones graves, una situación que se ha agravado en los últimos años por el cada vez mayor número de plazas sin cubrir en los centros penitenciarios: más de 3.000 en el conjunto del país, lo que supone en torno al 15% de puestos vacantes. Este déficit en la plantilla deja una ratio de un funcionario por cada 110 internos.

Dentro del calendarios de movilizaciones de los funcionarios de prisiones,hoy volverán a la calle para mostrar a la ciudadanía cuál es su día a día intramuros. Es el turno de los delegados sindicales del centro penitenciario de Teixeiro y el Centro de Inserción Social de A Coruña.

Los funcionarios reclaman que se retomen las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales, tanto en materia de refuerzo de la plantilla, como de protección ante los ataques de los internos y de subida salarial.