El rating o calificación de riesgo de Caixanova es A y el de Caixa Galicia algo más bajo BB+, así que ninguna de las dos alcanza "una evaluación de crédito A o superior con perspectiva estable o positiva", tal como exige el FROB para dar luz verde a las ayudas que pueden recibir si quieren fusionarse. El rating es la calificación de solvencia que reciben las entidades financieras por parte de agencias independientes. En todo caso, el Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria, aprobado por el Gobierno de España, no cerraría la puerta a una integración de las dos entidades gallegas, pero le exigiría más requisitos de solvencia para aprobar la operación que impulsa la Xunta, según las fuentes financieras consultadas por este diario.

Si las cajas que quieren aliarse no alcanzan el rating A, será el Banco de España, en su condición de autoridad supervisora de la solvencia de las entidades de crétido, el que debe valorar si las cajas "no presentan debilidades que, en función del desarrollo de las condiciones de los mercados, pudieran poner en peligro su viabilidad".

Además ha de ser al menos el 6 por ciento el coeficiente resultante de dividir entre sus activos ponderados por riesgo la suma de los fondos fundacionales y las cuotas participativas más las reservas constituidas, más las provisiones genéricas.

Asimismo para pedir que la ayuda al FROB supere el 2 por ciento de los activos ponderados por riesgo de las entidades, habrá de justificarse como consecuencia de "costes adicionales" bien porque habrá costes de desinversión por la duplicidad de instalaciones o bien por rediseño de modelos de negocio o por las pérdidas de eficiencia asociadas al proceso de integración. Otro argumento puede ser la rebaja de la calificación crediticia o la modificación de sus perspectivas que conlleve un encarecimiento de sus condiciones de acceso a los mercados financieros.

Las duras condiciones para acceder a las ayudas del FROB, que deben devolverse a un interés mínimo del 7,75 por ciento y en siete años, han sido desarrolladas y explicadas por el Banco de España en una circular remitida a todas las entidades financieras, en la que se asegura que tanto en caso de fusión como de SIP (Sistema Institucional de Protección) las cajas deberán "transformarse y racionalizar su administración y gerencia", lo que no significa ceder gestión a la nueva entidad resultante.