El Parlamento gallego ha aprobado hoy una iniciativa que se opone a la producción de cultivos transgénicos, destinados al consumo humano y animal, y apuesta por incentivar las producciones agrarias y ganaderas de calidad y a los cultivos ecológicos.

La propuesta fue aprobada en el pleno por unanimidad de los tres grupos, después de que el BNG presentase la iniciativa, que recibió luego aportaciones de PSOE y PP.

La proposición, finalmente aprobada, insta a la Xunta a que, en el ámbito de sus competencias, "no contemple la producción de cultivos transgénicos destinados al consumo humano y animal".

En consecuencia, el Parlamento pide que se incentiven las producciones tradicionales, de calidad y los cultivos ecológicos, de forma que se garantice su "máxima protección genética y valores nutricionales, "impidiendo su hibridación y polinización por otros organismos modificados genéticamente".

También aboga por el establecimiento de sistemas de identificación, control de los productos agrarios y ganaderos que garanticen información al consumidor sobre su procedencia y método de cultivo o crianza. Finalmente, la propuesta reclama que se incentive la investigación en biotecnología y la ingeniería genética, así como informar y formar a los ciudadanos, especialmente los profesionales del sector, en aspectos relacionados con organismos genéticamente modificados.

La diputada nacionalista Tereixa Paz, autora de la iniciativa, pretendía, inicialmente, que el Parlamento declarase a Galicia como zona libre de cultivos transgénicos, y la inclusión de la Comunidad en una red europea que se opone a ellos, en la que figuran comunidades como el País Vasco, Asturias, Baleares y Canarias.

La parlamentaria consideró que para la protección de la imagen de la calidad de los productos gallegos, no se deberían sembrar en Galicia cultivos transgénicos.

En defensa de su enmienda, la socialista Marisol Soneira argumentó que el ser humano lleva "milenios" intentando mejorar los cultivos. Además, recordó que desde el propio Gobierno gallego se han puesto en marcha programas para preservar razas a punto de desaparecer y, en este sentido, citó el cerdo celta.

Igualmente, se mostró partidaria del empleo de las tecnologías en beneficio de los ciudadanos, y apostó porque los consumidores tengan toda la información sobre los procesos de cultivo, transformación o manipulaciones genéticas de los alimentos.

A su juicio, es preciso que todos los ciudadanos puedan acceder a los alimentos, al tiempo que señaló que en el sistema han de convivir, por ejemplo, el pollo de corral con el de crianza intensiva.

Por su parte, el popular Roberto Castro apuntó que la enmienda presentada por su grupo pretendía introducir un "poco de sentidiño", en la inicial del BNG y reclamó que no se haga demagogia sobre este asunto.

El diputado argumentó que la legislación impide que se pueda prohibir la producción de cultivos genéticamente modificados e insistió en que sólo se pueden prohibir una vez que se demuestre que son nocivos. Además, insistió en el componente "ideológico" de la iniciativa, que vinculó al "compromiso" del Bloque con determinados grupos ecologistas y, además, señaló que la propuesta tiene que ver con el principio de "soberanía alimentaria", del que hablan los nacionalistas, que es algo así, bromeó, como un "revuelto de toxo con cardo".

La diputada del BNG le replicó que, efectivamente, se trata de una iniciativa ideológica, ya que son ideológicos los debates del Parlamento. Además, insistió en que, con su propuesta, trataba de que la Cámara gallega no quede al margen de este debate sobre los transgénicos.