Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
Caminando por el Lérez: las mareas vivas destapan el lecho del río
Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
Caminando por el Lérez: las mareas vivas destapan el lecho del río
Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
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Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
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Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
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Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
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Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
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Las mareas vivas más pronunciadas del año destapan el lecho del Lérez, hacen encallar a los barcos del Club Náutico y permiten a los piragüistas caminar por el cauce el río. Mientras, el Silgar, el mar se replegó tanto que "La Madama" casi podía poner un pie en la orilla.
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