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El buen tiempo competía en ánimo con la procesión de la Virgen de los Dolores, patrona de la villa. El festivo local había obliga al asueto y también trae de otros lares gentes de toda condición, que ya tienen en Cangas su “retiro” de Semana Santa. Desde muy temprano había gente en las playas, y calor para soportar el agua aún fría de ese mar que no hace nada aún se retorcía y que amenaza con hacerlo durante la Semana Santa. El año pasado la procesión de la Virgen de los Dolores se vio afectada por la lluvia, que cayó de forma impenitente y frustró el trabajo de muchos durante meses. Este año ya no había nadie pendiente de los cúmulos ni de los stratus. Era algo que se había ganado, después de un otoño y un invierno con alerta naranja casi permanentemente. Así que la procesión de los Dolores estaba para salir a lo grande: rodeada de fieles y de curiosos que se amontonan a lo largo del trayecto. La Hermandad de los Dolores y la Soledad llevaba años esperando un día semejante. Y es que después de la pandemia vino la lluvia y después el conflicto con el párroco Severo Lobato. Sí que ayer se salió si ninguna carga más que los casi mil kilogramos que tienen que levantar los 30 portadores de la mencionada cofradía.
Gonzalo Núñez
El buen tiempo competía en ánimo con la procesión de la Virgen de los Dolores, patrona de la villa. El festivo local había obliga al asueto y también trae de otros lares gentes de toda condición, que ya tienen en Cangas su “retiro” de Semana Santa. Desde muy temprano había gente en las playas, y calor para soportar el agua aún fría de ese mar que no hace nada aún se retorcía y que amenaza con hacerlo durante la Semana Santa. El año pasado la procesión de la Virgen de los Dolores se vio afectada por la lluvia, que cayó de forma impenitente y frustró el trabajo de muchos durante meses. Este año ya no había nadie pendiente de los cúmulos ni de los stratus. Era algo que se había ganado, después de un otoño y un invierno con alerta naranja casi permanentemente. Así que la procesión de los Dolores estaba para salir a lo grande: rodeada de fieles y de curiosos que se amontonan a lo largo del trayecto. La Hermandad de los Dolores y la Soledad llevaba años esperando un día semejante. Y es que después de la pandemia vino la lluvia y después el conflicto con el párroco Severo Lobato. Sí que ayer se salió si ninguna carga más que los casi mil kilogramos que tienen que levantar los 30 portadores de la mencionada cofradía.
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Gonzalo Núñez
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El buen tiempo competía en ánimo con la procesión de la Virgen de los Dolores, patrona de la villa. El festivo local había obliga al asueto y también trae de otros lares gentes de toda condición, que ya tienen en Cangas su “retiro” de Semana Santa. Desde muy temprano había gente en las playas, y calor para soportar el agua aún fría de ese mar que no hace nada aún se retorcía y que amenaza con hacerlo durante la Semana Santa. El año pasado la procesión de la Virgen de los Dolores se vio afectada por la lluvia, que cayó de forma impenitente y frustró el trabajo de muchos durante meses. Este año ya no había nadie pendiente de los cúmulos ni de los stratus. Era algo que se había ganado, después de un otoño y un invierno con alerta naranja casi permanentemente. Así que la procesión de los Dolores estaba para salir a lo grande: rodeada de fieles y de curiosos que se amontonan a lo largo del trayecto. La Hermandad de los Dolores y la Soledad llevaba años esperando un día semejante. Y es que después de la pandemia vino la lluvia y después el conflicto con el párroco Severo Lobato. Sí que ayer se salió si ninguna carga más que los casi mil kilogramos que tienen que levantar los 30 portadores de la mencionada cofradía.
Gonzalo Núñez
El buen tiempo competía en ánimo con la procesión de la Virgen de los Dolores, patrona de la villa. El festivo local había obliga al asueto y también trae de otros lares gentes de toda condición, que ya tienen en Cangas su “retiro” de Semana Santa. Desde muy temprano había gente en las playas, y calor para soportar el agua aún fría de ese mar que no hace nada aún se retorcía y que amenaza con hacerlo durante la Semana Santa. El año pasado la procesión de la Virgen de los Dolores se vio afectada por la lluvia, que cayó de forma impenitente y frustró el trabajo de muchos durante meses. Este año ya no había nadie pendiente de los cúmulos ni de los stratus. Era algo que se había ganado, después de un otoño y un invierno con alerta naranja casi permanentemente. Así que la procesión de los Dolores estaba para salir a lo grande: rodeada de fieles y de curiosos que se amontonan a lo largo del trayecto. La Hermandad de los Dolores y la Soledad llevaba años esperando un día semejante. Y es que después de la pandemia vino la lluvia y después el conflicto con el párroco Severo Lobato. Sí que ayer se salió si ninguna carga más que los casi mil kilogramos que tienen que levantar los 30 portadores de la mencionada cofradía.
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Gonzalo Núñez
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Gonzalo Núñez
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