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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
Alba Villar
Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
Alba Villar
Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
Alba Villar
Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
Alba Villar
Abandonar el consumo de productos de procedencia animal y establecer una dieta a base de vegetales es un modo de vida que cada vez tiene más adeptos. Síntoma de ello es la proliferación de negocios que sirven comida vegana o vegetariana en la ciudad. Si bien hace una década apenas existía el histórico Gálgala de la calle Pracer -cerrado en 2020 por la jubilación de sus propietarias-, ahora funcionan cerca de diez restaurantes, además de algunos negocios que sirven meriendas y desayunos. Dejar de consumir carne es una decisión personal, a veces política, por conciencia medioambiental o simplemente por compasión hacia otros mamíferos. Para este colectivo salir a comer fuera no siempre fue fácil, pero la hostelería cada vez ofrece más opciones verdes.
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