Ver más galerías relacionadas
Manuel Méndez
Ver galería >Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
La Policía Local de O Grove confirma que el Viernes Santo ha sido "un día espectacular" en cuanto a afluencia de visitantes.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
M. Méndez
Restaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasRestaurantes a tope y gente haciendo cola a la puerta, esperando un golpe de suerte para poder comer, aunque sea a las cinco de la tarde. Bañistas en algunas playas y una multitud paseando por la orilla o los senderos de otras, sobre todo en A Lanzada. El mercadillo ambulante a rebosar y miles de personas de toda España embarcándose en los catamaranes. Así vive O Grove un Viernes Santo que parece un día de verano.