Mediterránea, variada y llena de sabor. Así es la gastronomía de Italia, un país de amplia, rica y diversa tradición culinaria, con sabores que agradan a todos los paladares, cuyos principales platos triunfan en las cocinas de todo el mundo.

En Vigo, La Pomarola (calle México, 61) es uno de los restaurantes donde se puede disfrutar de algunas de las mejores recetas del país transalpino adaptadas a los gustos de los vigueses.

Al frente del negocio se encuentran Fátima Álvarez y Adrián Blanco, que apuestan por los productos de primera calidad, siempre frescos y cocinados al momento. "No es lo mismo abrir un restaurante italiano en Galicia que en Valencia -apunta Fátima Álvarez - Tienes que pensar en el producto local del que dispones y en el gusto de la gente . Por ejemplo, en Italia gusta la pasta más al dente. En cuanto a la masa de las pizzas, en Galicia se busca un término medio, ni muy gruesa ni muy muy fina. También gusta ver lo que se está comiendo: que se vean los champiñones, el huevo cocido, el calabacín... todo fresco, nada enlatado. Creo que es lo que marca la diferencia en La Pomarola".

Pizza marinera y lasaña de mariscos / Alba Villar

En su afán por incorporar sabores gallegos a la gastronomía italiana, el restaurante ha incluido en su carta la milanesa a la gallega, una versión de la clásica napolitana con grelos, queso de Arzúa y chorizo.

Nuevas propuestas como los sorrentinos de calabaza con queso ricota o la lasaña de marisco se suman a una oferta culinaria que se abre con entrantes fríos (carpaccio, pionono) y calientes, entre los que destacan la fugazzeta; el chorizo criollo a la pomarola; los crostini; las pascualinas o la provoleta.

Las pastas se elaboran en el propio establecimiento y para acompañarlas se puede elegir entre diez salsas, desde las tradicionales napolitana, boloñesa, pesto, carbonara y cuatro quesos hasta las muy demandadas de peperonccino o crema de langostinos.

Ravioli a los cuatro quesos y Sorrentinos al pesto / Alba Villar

Si lo que se quiere es una pizza, La Pomarola ofrece una treintena de variedades. "Hay días en los que se amasa hasta dos veces para que la masa esté fresca y en su punto", precisa Fátima. La pizza Gallega, con grelos, chorizo y queso de Arzúa; la Pomarola, con champiñones, jamón york, pimientos piquillos, bacón, palmitos, huevo cocido y aceitunas; o la Granjera, con pollo a la plancha, calabacín y taquitos de tomate a la albahaca son solo tres de las sugerentes propuestas.

En el campo de las carnes, destacan su pollo al Marsala y su entrecot, que muchos clientes vienen expresamente a comer a La Pomarola, acompañado de diferentes salsas (a la pimienta; crema de setas; a la mostaza a la antigua...).

Ensalada Caprese y Entrecto con crema de setas / Alba Villar

Para finalizar el ágape, el tradicional tiramisú, las tartas de fresa y de chocolate o la macedonia, cuyas frutas se pican también a diario, son algunas de las dulces recetas con las que disfrutar de la sobremesa en un establecimiento que destaca también por su ambiente familiar, con una decoración nada estridente que invita a charlar tranquilamente con los compañeros de mesa, algo a lo que también empuja el hecho de que no haya televisor.

Interiores del restaurante / Alba Villar