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Trabajos de colocación de las piedras del pretil y detalle de las escaleras que se van integrando en el terreno con la reposición de los elementos previos. | // L.F.

El arquitecto defiende que los materiales de Ponte dos Cabalos se ajustan al proyecto

Las piedras para los pretiles fueron elegidas entre las recuperadas del propio puente, tal como dicta el criterio arqueológico, y están “trabajadas en su base y en su cara interna”

El arquitecto defiende que los materiales de Ponte dos Cabalos se ajustan al proyecto

A poco más de tres semanas para terminar su plazo de ejecución, la restauración de la Ponte dos Cabalos va mostrando ya el aspecto que tendrá este paso sobre el río Arnego ubicado entre las parroquias de Parada (Lalín) y Gurgueiro (Agolada). Elementos como las escaleras construídas para acceder a la base del viaducto o las piedras utilizadas para la reposición de los pretiles han suscitado feroces críticas de algunos particulares, entre los que hay investigadores y aficionados al patrimonio. El arquitecto y director de obra, Luis Fernández, afirma que los materiales se ajustan al proyecto.

La última controversia tiene que ver con la reposición de los pretiles, que se acomete con piedras caídas al río o depositadas en los extremos del puente y que ya habían ejercido esa función. “Recogimos las piedras, las clasificamos y, de acuerdo con los arqueólogos, determinamos cuáles podrían servir porque se observaba que ya habían sido trabajadas para los pretiles”, explica el director de obra, que señala que en algunas “se ven las marcas de los cinceles” con los que se fueron labradas en su día. “El 90% son perpiaños toscamente trabajados o trabajados en dos caras: la de apoyo, para asentarlas, y la interior, para que no engancharan los carros”, relata Fernández.

Cuando se construyó este puente románico de dos arcos de medio punto, en el año 970, “probablemente las piedras estarían más trabajadas”, entiende el arquitecto lalinense, pero en las posteriores reconstrucciones y reposiciones de elementos caídos se utilizaron otras “más toscas que cumplían su función”. Por eso, cree que “no tendría sentido trabajar más de lo que ya se ha hecho” los elementos que configuran las protecciones laterales del viaducto.

Es un criterio seguido en arqueología que “las piedras trabajadas vuelvan a formar parte del bien”, y así se contempla en el proyecto. “No tiene sentido desecharlas y amontonarlas en otro sitio cuando se pueden aprovechar para la obra”, argumenta Luis Fernández.

Como director de la obra, insiste en que no se puede acceder a la Ponte dos Cabalos. “A nadie en su sano juicio se le ocurriría entrar en un edificio en obras; pues esto es lo mismo”, advierte. Al mismo tiempo, le llama la atención que “un hombre que visita el puente cinco minutos sepa más que el equipo de técnicos, arqueólogos incluídos, que llevamos tres años trabajando en el proyecto”. A este respecto, apunta: “No vi nunca un cierre de finca con una piedra trabajada en sus caras inferior e interior. Hasta donde yo sé, las losas se clavaban en la tierra”.

Plazo de ejecución

En cuanto a la escalera, también se está haciendo “lo previsto”, esto es, la reposición de la piedra suelta que fue retirada en su día para encofrar y construir los escalones. Se trata de devolver al terreno su “volumetría original”, recuperar la rasante que había antes y también evitar que crezca la maleza.

Las obras están muy avanzadas y, al margen de las escaleras y los pretiles, quedan pocas actuaciones pendientes: la limpieza del propio puente, rematar los desbroces para la recuperación del Camino Real e instalar cartelería. El plazo de ejecución finaliza el 14 de enero.

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