Manuel Castro tiene una huerta de campeonato. Y eso que solo está empezando a dar sus frutos. Aunque muchos estradenses se quejan a estas alturas de la temporada de que este año sus plantíos no están tan lucidos como en campañas anteriores, en esta finca de Figueiroa las semillas han dado frutos de récord.
Ya el verano pasado la naturaleza sorprendió a este estradense. Él y su hijo, Marcos Castro, pudieron recolectar cebollas que alcanzaban el kilo y medio de peso y calabacines que superaban ampliamente los dos kilos. Explicaron entonces que selección de semillas, buen tiempo y abono de caballo podrían ser las claves para la tierra dé frutos de estas dimensiones. En esta ocasión, los primeros en apuntar maneras son los tomates. Aunque las plantas comienzan a regalar los primeros ejemplares, algunos rondan ya el kilo. De hecho, los primeros recolectados se sitúan en los 850 gramos. A su lado, las cebollas también prometen. Buenas condiciones meteorológicas y mucho mimo es toda la química que estas hortalizas piden para lucir así de exuberantes.