El Real Madrid volvió a las andadas, se enredó otra vez en un partido trampa y fue superado 1-2 por el Alavés, al que le bastó con orden y acierto para prolongar su buena línea en la competición.

No parece haber aprendido el conjunto de Zidane de los varapalos encajados contra el Cádiz, el sonrojo ante el Shakhtar o la goleada sufrida frente el Valencia. Volvió a las andadas, sin capacidad de reacción.

Tras el buen nivel ofrecido en Milán, el Alavés devolvió al Real Madrid a la realidad de LaLiga. Fue superado el conjunto blanco por un rival ordenado, trabajado, con las ideas claras. Con metas menores pero al que le motivan compromisos como el de Valdebebas, donde se creció especialmente desde el minuto 5, cuando se encontró con la ventaja en el marcador por un penalti. Un córner llevó el balón a la cabeza de Laguardia y terminó en un brazo de Nacho. Lucas no falló desde los once metros.

Le afectó en exceso al equipo de Zidane, incapaz de superar la presión del cuadro de Machín, que tuvo el segundo en un mano a mano de Lucas que salvó Courtois poco antes de una nueva lesión de Hazard. Encendió otra vez las alarmas. Cojeó y pidió el cambio. Es el enésimo contratiempo del jugador belga, reclamo del proyecto blanco sin rendimiento por todo tipo de problemas físicos. La entrada de Rodrygo, sin embargo, despertó a los blancos, que cercaron la meta de Pacheco sin acierto.

Más cerca lo tuvo aún en el inicio de la segunda parte cuando a los tres minutos una pifia de Courtois fue aprovechada por Joselu, que marcó el 0-2. El abultado error cortó el prometedor inicio de su equipo. Después el belga salvó a su equipo de un castigo mayor, cuando el Real Madrid intentó tirar de épica, desordenado, con Vinicius ya en el campo. Lejeune sacó bajo palos, en la línea, un remate de Casemiro que entraba. A la desesperada y con solo nueve minutos por delante. Así llegó el tanto del Real Madrid, en un barullo que aprovechó Casemiro tras un mal remate de Rodrygo. Pero no le dio para más.