En cuatro días, el Real Madrid se ha caído con tal estrépito que hasta Zidane, un técnico con aura casi divina en el Bernabéu, está bajo sospecha. Y en peligro se asoma el entrenador francés al Camp Nou después de asistir impotente a la exhibición del Cádiz y al festival del Shakthar, dos equipos que le han desnudado en su propia casa. Llega Zidane, tan amenazado o más incluso que hace un año cuando escuchó el murmullo de Mourinho a su alrededor, sin importar siquiera las tres Champions que adornan el museo particular de Zizou. Aunque luego sí levantó al Madrid para conquistar la Liga posconfinamiento llevándose por delante el tímido y decadente Barça de Quique Setién.

Está en peligro Zidane porque el Real Madrid se ha vuelto ramplón e insípido, mostrando síntomas más que evidentes de que el proyecto se está agotando. Y al que ni le sirve de escudo el título liguero. “Algo no he hecho bien”, admitió el francés, desconcertado como todo el madridismo por el impacto del segundo varapalo en cuatro días. Aún más que el primer tropiezo con el Cádiz. “Faltó de todo”, confesó después, incapaz de encontrar ante el Shakthar la solución a los problemas futbolísticos que ya le planteó el Cádiz.

No es solo un asunto de actitud. Va mucho más allá. Es un problema de juego. El Madrid, por ejemplo, solo ha marcado seis goles en cinco jornadas de Liga. Y tres fue en un solo partido, en su triunfo al Betis, mientras Courtois se ha convertido este curso en el mejor jugador del equipo blanco, con intervenciones decisivas. Pero apareció el conjunto ucranio en Valdebebas y le endosó tres tantos en 45 minutos, retrato de la vergüenza europea que sacudió con tanta dureza al Madrid, que Zidane, por segunda vez en menos de una semana, se autodeclaró como “el máximo responsable”.

El Madrid no marca mucho; el Madrid encaja demasiado. Florentino Pérez, el presidente, ha estado más preocupado de la reforma del Bernabéu, que está en marcha incluso en plena pandemia, que de reformar el equipo. Ni un solo fichaje ha hecho el dirigente y la plantilla se sostiene, como bien sabe Zidane, sobre las manos de Courtois, el corazón de Ramos, el capitán, y los goles de Benzema. Lleva el francés uno en sus seis partidos de esta campaña, supeditado todo al punto de acierto del irregular Vinicius.

Koeman está empezando un nuevo proyecto tras la ruina de Lisboa. Zidane, en cambio, se agarra a lo viejo para sobrevivir, consciente de que el Barça, y el Camp Nou, determinará su futuro. Él no es Lopetegui, a quien Florentino echó hace dos años tras ser goleado en el templo azulgrana (5-1). Él tampoco es Solari, a quien Florentino también despidió por una doble derrota con el Barça, ambas en el Bernabéu (0-3 en la Copa y 0-1 en la Liga). Pero hasta Zidane sabe que su crédito se apaga y que donde antes se oía a Moutinho, ahora en el Tottenham, se escucha a Raúl, técnico del Castilla. O Pochettino, sin equipo.

Ramos, duda

Sergio Ramos sigue sin entrenar con el grupo a dos días de la disputa del clásico del fútbol español en el Camp Nou, y con molestias en la rodilla izquierda se ejercitó en solitario. Zidane centra su atención en recuperar a Ramos, descartados Hazard, Carvajal, Odriozola, Odegaard y Mariano. El capitán madridista sigue con el tratamiento de rodilla al que se somete tras sufrir un fuerte golpe el pasado sábado ante el Cádiz y ser sustituido en el descanso.

Sergio Ramos acudió el miércoles al estadio Alfredo di Stéfano a presenciar el estreno en Liga de Campeones ante el Shakhtar Donetsk y sufrió desde la grada, especialmente activo en la segunda parte en la que sus gritos y ánimo a sus compañeros se escucharon en cada rincón del terreno de juego de Valdebebas.

Será hoy desde las 11:00 horas en la Ciudad Real Madrid, cuando Zinedine Zidane juntará a todos sus jugadores disponibles y probará a Sergio Ramos antes de ofrecer la lista de convocados y viajar a la Ciudad Condal por la tarde.