El Levante competirá un año más en LaLiga al derrotar ayer por 1-2 a un Girona que encajó su octava derrota en los últimos nueve partidos y pone pie y medio en Segunda. El equipo catalán afrontará el sábado la última jornada de la competición con la obligación de vencer al Alavés para soñar con una salvación.

Con la tranquilidad que le otorgaba el hecho de disponer de un colchón de hasta tres puntos sobre la zona roja de la clasificación, el Levante le cedió la iniciativa al cuadro local.

El dominio del Girona dejó de ser incontestable con el paso de los minutos, a medida que los resultados de los otros partidos acentuaron los nervios en las abarrotadas gradas de Montilivi.

La ausencia de ocasiones claras fue la nota dominante del tramo final del primer acto de un encuentro que entró en ebullición después del entretiempo, cuando el respeto y el miedo a encajar un gol que podía ser definitivo se hicieron todavía más patentes.

La igualdad reinó hasta el minuto 60, cuando Stuani desató la euforia en las gradas de Montilivi al cazar, en la frontal del área pequeña, el rechace de Aitor Fernández a un disparo del Choco Lozano.

El Girona recuperó la esperanza con el tanto del 'killer' charrúa, el 19º de la temporada, pero José Luis Morales, asistido por Pedro López, resucitó todos sus fantasmas tan solo dos minutos después al anotar el 1-1.

Los rojiblancos, revitalizados con la entrada de Kévin Soni y Johan Mojica, estuvieron cerca de volver a ponerse por delante en el marcador, pero ni Stuani, primero, ni Marc Muniesa, después, estuvieron acertados de cara a portería.

Sí lo estuvo Bardhi, que en el minuto 86 apareció de la nada para firmar el 1 a 2 definitivo, un tanto que certifica la permanencia del Levante en la élite y que condena al Girona a protagonizar una proeza tan complicada como extraordinaria para continúar en Primera.