El Atlético de Madrid resurgió en Mónaco con un estreno ganador en la Liga de Campeones 2018-19, en el que remontó un gol en el primer tiempo con pegada y determinación por medio de Diego Costa y José Giménez, los dos goleadores de una reacción promovida por Antoine Griezmann y Koke Resurrección. El francés asistió el 1-1 y el madrileño participó en ambas dianas.

El Atlético demostró carácter y sobre todo pegada; dos cualidades transcendentes en todo su recorrido de éxitos de los últimos seis años y dos bases sobre las que construir su reacción en este inicio de temporada.

El 1-0 fue un despropósito propio. De Saúl, sobre todo, cuando amortiguó con el pecho una pelota sencilla al borde del área, sin atender a que detrás esperaba Falcao para arrebatársela con suma facilidad, pero también de Correa, que intentó controlar de espaldas, hacia su portería, un balón que nunca debió ni siquiera pensar en controlarlo. El rechace fue a Gandsir, que culminó el gol.

El Atlético se rebeló contra ese error al ritmo de Koke y Griezmann. Incluso sobre un césped horrible.

El Atlético derribó a su oponente con dos golpes en el cuarto de hora final del primer tiempo, desde el 1-1 de Costa al 1-2 de Giménez.

En los dos participó Koke. En el 1-1, en el minuto 32, cuando transformó una transición en un contragolpe letal. Dos pases al primer toque, el primero suyo, el segundo de Griezmann, ya al desmarque al espacio y a la carrera de Diego Costa, desbordaron al Mónaco. El internacional español los culminó ante Benaglio (1-1). Y en el 1-2, como asistente desde la esquina.