Óscar González, ciclista profesional del Efapel portugués, ha ganado este sábado el Gran Fondo Ézaro, una prueba cicloturista de alto nivel que se decidió en la poderosa subida al Mirador, final de etapa de la duodécima etapa de la Vuelta España en 2012 y testigo ahora del reencuentro tras veinte años de Miguel Induráin y Claudio Chiappucci, que cruzaron la meta de la mano.

La participación del navarro y el italiano aportó nostalgia a la prueba que organiza el exciclista profesional Ezequiel Mosquera y que atrajo a numerosos aficionados al ciclismo, unos subidos en sus bicicletas, dispuestos a pedalear junto a sus ídolos, y otros, animando desde las cunetas, esperando el duelo amistoso entre los grandes protagonistas del Tour de Francia y el Giro de Italia en los noventa.

Dos décadas después, Induráin, a punto de cumplir los 51 años, y Chiappucci rindieron a buen nivel en el recorrido por la 'Costa da Morte' y llegaron a la meta a unos minutos del vencedor tras cinco horas sobre la bicicleta.

El español, ganador de cinco ediciones del Tour de Francia consecutivas entre 1991 y 1995 y dos del Giro de Italia (1992 y 1993), no tenía cuentas pendientes con el 'diablo', al que sí le quedaba alguna espina clavada de aquella época en la que Induráin ganaba casi todo.

Chiappucci, que conquistó aquellos años la clasificación de la montaña tres veces en el Giro y dos en el Tour, bromeaba en las horas previstas a la batalla del Ézaro sobre la "vendetta" con Induráin.

Cree que le falta un Tour, un Giro, de esos tiempos en los que la contrarreloj era decisiva y en los que el navarro se defendía bien en la montaña, como reconocía el propio ciclista italiano antes de subirse a la bicicleta en el Gran Fondo.

El reencuentro de ambos en la carretera desde que se retiraron no defraudó en una jornada soleada en un paraje espectacular, con el mar vigilante y retos complicados por salvar en el perfil de la etapa.

Chiappucci, dorsal 1.000 en la prueba, lo afrontó con una de las bicicletas de Ezequiel Mosquera; Induráin, que lucía el 1, trajo una de las suyas.

Pedalada a pedalada, ambos completaron los 137,2 kilómetros de recorrido con un final de etapa tan duro como impresionante: casi dos kilómetros de una pendiente media que ronda el 20 % y rampas de hasta el 29 % de inclinación, donde los ciclistas suben a cámara lenta.

Allí donde desemboca el río Xallas, el único de Europa que acaba en una cascada que da al mar, el primero en cruzar la meta fue Óscar González, del Efapel, tras casi cinco horas sobre la bicicleta.

Fue un entrenamiento para el pontevedrés de A Estrada, que coincidió con otros ciclistas con los que habitualmente se prepara, como Delio Fernández (W52-Quinta da Lixa), que fue segundo en la prueba.

Álex Marque (Efapel), Gustavo César Veloso (W52-Quinta da Lixa) o el exciclista profesional Óscar Pereiro, ganador de un Tour de Francia, tampoco faltaron al Gran Fondo Ézaro, donde Induráin y Chiappucci, con el testigo de otros mil ciclistas y cientos de aficionados, dejaron atrás la rivalidad de antaño.