Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ratones utilizados para el bioensayo. // Iñaki Abella

Una de las pocas "ventajas" es el indulto de 18.000 ratones al año

El bioensayo pasa a un segundo plano

Hasta ahora se han conocido pocas ventajas del método químico de análisis de biotoxinas. Una de ellas, que a buen seguro no es ningún consuelo para los mariscadores y mejilloneros, puede agradar a ecologistas y animalistas: el indulto de alrededor de 18.000 ratones al año.

Hasta ahora la presencia de episodios tóxicos en Galicia, lo que popular y erróneamente se conoce como "marea roja", se detectaba y seguía de cerca mediante el bioensayo en ratón, es decir, inyectándoles las células tóxicas. De lo que se trataba era de ver cómo respondían, y en función de si morían más o menos ratones, así como del tiempo que tardaban en hacerlo, se decidía cuándo abrir y cerrar polígonos bateeiros o bancos marisqueros.

Con la cromatografía de líquidos con detector de expectrometría de masas (LC-MS/MS), es decir, el método químico, el bioensayo pasa a un segundo plano, y aunque van a seguir utilizándose ratones, van a ser muchos menos, para satisfacción de los defensores de los animales, que también presionaron lo suyo en Europa para conseguir este cambio analítico.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.