España puede alardear de ser el país del mundo con una mayor tasa de donación y trasplantes. En 2016, se consiguió por primera vez los 43,4 donantes por millón de habitantes, con un total de 2.018 donantes por millón de habitantes. Todas las comunidades superan los 35 donantes por millón de población. Encabeza la lista Cantabria (65,5 p.m.p) y en último lugar se sitúa Madrid (35 p.m.p). Galicia se sitúa en la zona baja de la tabla con 39,1 donantes por millón de población. En 2016, se realizaron 2.994 trasplantes renales, 1.159 hepáticos, 281 cadiacos, 307 pulmonares, 73 de páncreas y 4 intestinales, según la Organizacion Nacional de Trasplantes (ONT).

"La ley española dice que todas las personas nacidas o nacionalizadas en España somos donantes, aunque nos deja que manifestemos lo contrario sin dar explicaciones", explica Luis Amador, coordinador de trasplantes del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

El protocolo de trasplante se inicia cuando en las unidades de críticos, un enfermo sufre una lesión cerebral que va a progresar hacia la muerte o una enfermedad que le va a abocar a un corazón parado. Entonces, los médicos avisan a la oficina de coordinación de trasplantes del hospital. "Más del 90% de los donantes fallecidos lo son en muerte encefálica, aunque ahora también se pueden extraer órganos válidos de donantes a corazón parado", dice.

En este momento, la oficina de coordinación de trasplantes empieza a estudiar al posible donante. "Primero hay que certificar su muerte, sin lugar a dudas. Esta certificación debe estar firmada por tres médicos: dos especialistas en el cerebro (neurólogo, neurofisiólogo o neurocirujano) y el médico responsable del paciente fallecido. La obligación del coordinador de trasplantes es comprobar qué procedimientos se han llevado a cabo para determinar la muerte cerebral", explica el médico.

Una vez que se ha certificado la muerte del paciente, hay que informar a la familia y saber si en algún momento el finado había expresado qué quería hacer con sus órganos y tejidos en el momento que falleciera. "Si la familia se niega, no hay donación. Por eso es importante recalcar a la población que comunique a sus familiares que quiere donar porque puede que quisiera y que esos órganos se pierdan porque su familia, ante la duda, diga que no", argumenta.

El coordinador de trasplantes asegura que en Galicia hay un "serio problema" de negativas familiares. "Si en España el 15,6% de las familias se niegan a donar, en Galicia son un 26,9%, con lo cual, se pierden muchos órganos que podrían salvar muchas vidas", explica.

El especialista reconoce que para revertir estas cifras es importante que la ciudadanía conozca cómo es el proceso de donación y trasplante. "Para ello, hacemos cursos y damos charlas para que la gente esté bien informada y sepa decidir lo que quiere que se haga con sus órganos y tejidos cuando fallezca, pero sobre todo, que lo que decida se lo conunique a sus familiares porque nosotros en Galicia tenemos muchas más negativas, casi 11 puntos más en 2016, que en el resto de España", expone.

Obtenido el consentimiento familiar, el siguiente paso es estudiar la historia clínica del fallecido para comprobar si efectivamente puede ser donante o no. "Además, se hacen los estudios antropométricos del cadáver porque tenemos que adecuar los órganos que extraemos a los receptores. No podemos extraer un hígado a una persona que pese 110 kilos y mida 1,90 e intentar implantarlo en otra que pese 70 y mida 1,70 porque no entraría en la cabidad torácica", explica.

Una vez realizada la extracción, empieza una carrera contra reloj, ya que los órganos donados deben llegar a los receptores lo antes posible. Lo primero es comunicar a la ONT los órganos que pueden ser trasplantados.

A la hora de asignarse el órgano se siguen criterios clínicos y regionales. Los primeros contemplan la compatibilidad donante/receptor y la gravedad del paciente. Existe un criterio clínico que está por encima de los criterios territoriales, la "urgencia 0". Un paciente en "urgencia 0" tiene prioridad absoluta en todo el territorio nacional. Si no hay "urgencia 0", los órganos se asignan respetando los criterios territoriales. El equipo de trasplante decide, dentro de su lista de espera, qué paciente es el más indicado para recibir el órgano.