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Sardinas para llegar a los 105 años

José Canosa, marinero de Aldán, celebrará su aniversario el martes rodeado de su familia

José Canosa, con su hijo Manuel y su nuera y otros residentes, ayer en la Residencia de Vigo. // M.G.Brea

"Siempre hizo el bien", asegura Dori Bastón, nuera de José Canosa, y en nombre de todos los hijos de este vecino de Aldán, que el martes cumple 105 años. Ayer por la tarde le acompañaba en la Residencia Santa Marta de Vigo, en donde reside desde hace unos 3 años. Había ingresado de forma provisional cuando el marido de su hija, con la que vivía en Vigo, enfermó por una dolencia que desgraciadamente no pudo superar. José se había adaptado muy bien en la Residencia y siguió en ella. Todos los días recibe la visita de alguno de sus familiares y ayer lo hacía su hijo Manuel, por la mañana, y Dori, la mujer de éste, por la tarde.

Las encargadas de la residencia, gestionada por las Hermanitas de los ancianos desamparados, ya empezaron a adornar ayer con globos el salón del centro para la fiesta en honor de José "o mariñeiro". El martes, comerá con familiares en la casa de Manuel en Vigo y después regresarán al centro para la fiesta.

"Todos los días nos cuenta anécdotas vividas en el mar y nos sorprende con su vitalidad", asegura María Castro, terapeuta ocupacional en la Residencia. Cuando le preguntan el secreto para vivir tantos años, "como buen marinero, él responde que no es más que comer muchas sardinas". Durante toda su vida faenó a la sardina como marinero en un barco del armador Lolo, de su parroquia de Aldán. Además de pescar, él le llevaba las cuentas del barco, asegura Dori Bastón, casada con Manuel, el pequeño de cinco hermanos: José, Josefa, Concha y María del Carmen. Con esta última hija vivió José cuando hace 17 años se quedó viudo tras morir su mujer Manuela Vidal. El matrimonio vivió en Bacelar, en el lugar de Piñeiro. José trabajó siempre de marinero, en un barco con el que iban hasta Muros, pero después del mar trabajaba las viñas y los campos de la familia, que había que mantener: "Siempre fue una persona maravillosa, querida por todos, siempre ayudó. Cuando le daban pescado, repartía entre las familias necesitadas". Su mujer trabajaba en Massó y juntos crearon una gran familia y una red de amigos. Son numerosos los vecinos que acuden a visitarle a la Residencia y a pesar de sus muchos achaques, ya que durante los últimos años, sufrió varias operaciones, y de que le va fallando la memoria, logra hilvanar la procedencia de las familias.

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