El Tribunal Supremo de Estados Unidos concedió ayer una victoria parcial al presidente, Donald Trump, al admitir a trámite el caso de su veto migratorio y permitir la entrada en vigor de algunas de sus partes. El decreto busca prohibir la entrada de refugiados y nacionales de seis países de mayoría musulmana.

"La decisión unánime de hoy del Tribunal Supremo es una victoria clara para nuestra seguridad nacional", dijo Trump en un comunicado, difundido por la Casa Blanca. "Como presidente, no puedo permitir que entre en nuestro país gente que quiere hacernos daño".

La decisión judicial faculta al Gobierno a negar la entrada a cualquier persona que no pueda probar que tiene familiares en territorio estadounidense o que tiene planes ya establecidos para trabajar o estudiar en el país. En palabras de los magistrados: los "extranjeros que no tengan ninguna relación genuina con una persona o una entidad de Estados Unidos". El fallo, pues, afecta sobre todo a los refugiados.

El decreto buscaba anular durante 120 días el programa de acogida de refugiados, así como prohibir durante 90 días el ingreso a Estados Unidos de los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana (Irán, Somalia, Sudán, Siria, Yemen y Libia).

El magnate dijo la semana pasada que la orden podría entrar en vigor en 72 horas si las cortes levantaban el bloqueo que había impedido su puesta en marcha.

El Gobierno de EE UU no ha especificado cuándo ejecutará la parte del veto autorizada y el Departamento de Seguridad Nacional se limitó a decir en una nota que "dará detalles adicionales sobre su implementación" después de hacer las consultas pertinentes con los departamento de Justicia y de Estado.