El general retirado John Kelly, jefe hasta el pasado enero del Comando Sur de stados Unidos encargado de las operaciones militares en América del Sur y Central, ha sido escogido por el presidente electo estadounidense, Donald Trump, como secretario de Seguridad Nacional.

De este departamento depende la vigilancia del cumplimiento de las leyes migratorias y el control de las fronteras, un asunto central en la campaña del presidente electo estadounidense, quien ha prometido la construcción de un muro en la frontera mexicana y la deportación de millones de indocumentados residentes en el país.

John Kelly, que ha aceptado el nombramiento y deberá ser confirmado por el Senado, será el tercer general del gobierno de Trump, junto al "duro" Michael Flynn, consejero de Seguridad Nacional, y el "halcón" James "Perro Loco" Mattis, que dirigirá la secretaría de Defensa (Pentágono).

Durante su estancia en Latinoamérica, Kelly desarrolló numerosos lazos en su trabajo de fortalecer alianzas para la lucha contra el narcotráfico y para dar respuesta a la inmigración indocumentada y a los desastres naturales.

Antes de tomar las riendas del Comando Sur en noviembre de 2012, Kelly, con casi medio siglo de antigüedad en la Infantería de Marina, fue el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak durante 2008 y hasta comienzos de 2009. Tras aquel destino, fue uno de los asesores más cercanos de los secretarios de Defensa del presidente Obama Robert Gates y Leon Panetta.

Otro nombramiento anunciado ayer fue el de Terry Branstad, gobernador republicano del estado de Iowa, como próximo embajador en China. Branstad tiene amplios lazos con Pekín y una amistad personal desde hace décadas con el presidente chino, Xi Jinping. De ser confirmado por el Senado, su nombramiento supondría un gesto hacia China después de que Trump desatara una tormenta política la pasada semana al hablar por teléfono con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen.

Trump atacó repetidamente a China en campaña y en un par de tuits arremetió este domingo contra sus políticas comerciales y monetarias, así como contra sus reivindicaciones territoriales en el mar de la China Meridional, además de amenazar con aranceles de hasta un 45% a los productos chinos si Pekín no "se comporta".

Por otra parte, Trump aseguró ayer que durante su mandato buscará una solución para los cientos de miles de jóvenes indocumentados que llegaron al país siendo niños, conocidos como "dreamers" (soñadores).

Una encuesta publicada ayer por Bloomberg estima en un 50% el apoyo de los estadounidenses al presidente electo, cuando el pasado agosto este respaldo era del 33 por ciento.