Una carta enviada a la Autoridad Portuaria ratifica de forma oficial el anuncio público que todo el mundo conocía desde noviembre pasado: Pemex, la empresa estatal mexicana de petróleos, abandona su proyecto de terminal de hidrocarburos en el puerto exterior coruñés, para el que había solicitado autorización en agosto de 2012. "Eso ha quedado aparcado, ha cambiado mucho la estrategia de suministro y precios entre Europa y Norteamérica", declaró en Vigo en noviembre José Manuel Carrera, directivo de Pemex. A pesar de esta declaración pública del gigante mexicano, el Puerto coruñes se resistió a admitir el fracaso de la iniciativa y reiteró que el aval depositado por la empresa seguía vigente. "Si Pemex quiere descartar su desembarco en A Coruña, lo está disimulando muy bien", llegó a comentar el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, quien incluso en abril afirmó: "El aval está vigente y para nosotros continúa viva la operación".

La comunicación remitida ahora por el grupo mexicano, según fuentes de la Autoridad Portuaria, hace referencia a la nueva situación en el mercado de los hidrocarburos, que da al traste con el centro de distribución que pretendía instalar en Punta Langosteira. La insuficiente capacidad de México para procesar su petróleo le lleva a trasladarlo a refinerías europeas para elaborar combustibles, que luego proporciona a sus clientes desde bases logísticas como la proyectada y ahora fallida en A Coruña.