Millones de lectores en todo el mundo han devorado la trilogía Millennium al ritmo que impone su vibrante trama y su fácil lectura. Pero Larsson ocultó entre sus líneas un pasatiempo matemático que un estudio desarrollado en la Universidad de Vigo sobre esta saga acaba de sacar a la luz. Rosa Mª Vidal Vázquez descubrió un cuadro mágico mientras estudiaba las obras, un guiño al lector que podría indicar la existencia de una segunda ficción y que requerirá de nuevas indagaciones.

El hallazgo forma parte de su tesis doctoral, que fue valorada este martes con la máxima calificación y en la que profundiza de forma exhaustiva en la obra del escritor y periodista sueco tras un estudio previo sobre el origen y la historia del best seller. "La trilogía se lee de un tirón, no hay ninguna complicación literaria y, en este sentido, es un superventas al uso. Es una buena novela negra, pero lo que la hace especial es su paratextualidad. La contundencia de la historia y la potencia de los personajes ofusca al lector, pero todos los elementos que rodean al texto merecen un estudio literario porque son los que hacen que no sea un best seller más", señala Vidal.

Bajo la dirección de la profesora Carmen Becerra, del departamento de Literatura española, la autora ha dedicado cuatro años al estudio de la estructura exterior que se repite en las tres entregas. Cada libro se divide en varias partes que constan de su correspondiente título y una nota marginal del autor que, en varias ocasiones, recurre al inglés. "Estos textos cumplen una función colaborativa. La edición en español los mantuvo así, pero no en todos los países se respetó el original. Y en la nota de la primera parte del segundo libro, titulada Ecuaciones Irregulares, introduce una fórmula absurda que en algunas ediciones incluso se corrigió", revela.

Lo cierto es que la trilogía está repleta de cifras escritas con números en lugar de letras y que la propia Lisbeth Salander, la heroína-hacker de la trama, es una gran aficionada a las matemáticas que intenta resolver el enigma de Fermat mientras devora un libro ficticio -Dimensions in Mathematics- cuya existencia tuvo que negar la prestigiosa editorial de Harvard ante las peticiones de los fans de la trilogía sueca.

Todos estos detalles hacen que el hallazgo de Vidal tenga un carácter poco casual. A la autora le sorprendió la "minuciosa descripción" que Larsson hace de la disposición en cinco filas de los cuadros de flores prensadas que ha recibido cada cumpleaños durante más de dos décadas Henrik Vanger, el empresario que recurre a Mikael Blomkvist para investigar el asesinato de su sobrina.

Le pareció "sospechoso" y empezó a jugar con los números. Al otorgarle a cada cuadrícula la suma resultante de los dígitos del año en que Vanger recibió cada flor acabó descubriendo un cuadro mágico en el centro. Todas sus columnas, filas y diagonales suman 82, la edad que cumple cuando conoce a Blomkvist.

Este pasatiempo matemático, al que se le atribuían poderes sobrenaturales en la Edad Media, le lleva a pensar que la saga de Larsson contiene algo más. "No puedo demostrar ni defender nada más que la existencia del cuadro mágico, que es lo que incluyo en mi tesis. Pero podría ser la base de algo más. Creo que puede haber una transacción de información desde una ficción literaria hacia una segunda ficción virtual", propone Vidal, cuya "sagacidad" y "valentía" aplaudió el tribunal que juzgó su trabajo.

Una de las pistas que seguirá estudiando en el futuro y que no menciona en su trabajo académico es el título de la tercera novela -La reina en el palacio de las corrientes de aire-, cuya versión original en sueco estaría más relacionada con "castillos en el aire o un ensueño o ficción concretada". Y con todas las cautelas desvela otro rastro a perseguir: "En el prólogo del primer libro es donde empieza todo".