Los policías nacionales se rebelan en Galicia contra el recorte de salarios aplicado por el Gobierno de Zapatero. Como funcionarios, dependientes del Ministerio de Interior, han visto mermado su sueldo en un 5 por ciento de media. En la escala básica un agente que ganaba 1.400 euros, ahora recibirá 70 euros menos cada mes. Entre los efectivos ha cundido la "desgana" y la "desmotivación", según las organizaciones sindicales, y eso se traduce en que han dejado de actuar de motu propio, es decir, se limitan a intervenir en casos de delitos y a cumplir órdenes. Pero las identificaciones de sospechosos, las actas de incautación de drogas, que conllevan una multa administrativa, o las denuncias por tenencia de armas ilegales han caído en picado.

Aunque no existe ninguna consigna sindical para realizar esta protesta encubierta, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) asegura que los agentes, a título personal, sí están llevando a cabo una especie de huelga de brazos caídos. "Es una realidad. Hay malestar y eso se traduce en que iniciativa propia cero. Se limitan a ir pasando el mes para cobrar la nómina", explica el secretario xeral del SUP, José Freire.

Primero fueron los guardias civiles los que llevaron a cabo una huelga de bolígrafos caídos que supuso que en el pasado mes de junio se dejaron de imponer 120.000 multas en todo el territorio estatal y ahora son los policías nacionales los que recogen el testigo para expresar su malestar por el recorte salarial. En otras comunidades autónomas como en Asturias las actas por drogas ya descendieron un 90 por ciento. Esta situación también se vive en Galicia, aunque el SUP no dispone de cifras del impacto que puede implicar esta protesta dentro de la comunidad autónoma. "No sé si la reducción aquí llega al 90 por ciento como en Asturias, pero seguro que irá a más", explica Freire.

Aunque está garantizada la actuación de la Policía cuando se trate de atender a un ciudadano o intervenir en caso de delito, una parte importante del trabajo de los agentes era hasta ahora la vigilancia e identificación de sospechosos. Si están en la calle y ven a una persona que consideren que puede llevar drogas o armas pueden pararlo y pedirle la documentación y, en su caso, registrarlo.

Estas actuaciones sirven para engrosar las estadísticas de cada comisaría, que miden de esa manera sus resultados a final de año. Esto es lo que los policías llaman la "cultura del palote" y son esos números los que caerán en picado ahora que los policías nacionales se limitan a cumplir con sus obligaciones mínimas. Aunque, de momento, la protesta es a título individual, el SUP planea para el próximo 29 de septiembre, coincidiendo con la huelga general, una acción organizada en la misma dirección: "limitar la actividad a lo mínimo para cumplir con el ciudadano y cumplir órdenes".

Aunque el recorte salarial afecta también a la unidad adscrita de la policía autonómica, el SUP explica que los efectos de la protesta encubierta se están dejando notar básicamente en el cuerpo nacional.

La plantilla de la policía autonómica ya está muy mermada dado que el Ministerio de Interior no está cubriendo las vacantes debido al desacuerdo que existe con la Xunta sobre la financiación de esta unidad.