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Un proceso con sombras en Santiago y en Lalín

Aunque siempre cuestionó la propuesta municipal, la consellería dudó sobre su posicionamiento

Aunque la decisión de la Xunta trascendió ayer, la consellería tenía previsto hacerlo hace meses. Así lo manifestó en sede parlamentaria la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, en marzo de este año, cuando aseguró que la declaración provisional de Casas Vellas como ENIL se produciría "antes del verano". Desde entonces la posición de la consellería mudó en varias ocasiones, aunque siempre se cuestionó la propuesta municipal. Entraron en escena por un lado los criterios técnicos y por otro los políticos, de ahí que surgiesen las dudas acerca de decir sí o no. En el primer caso, Medio Ambiente entendió que el estudio encargado por el departamento municipal que dirige Celia Alonso era bastante pobre, tenía carencias y si aprobaba la protección para Casas Vellas se podría estar creando un precedente: tener que dar el visto bueno a casi cualquier iniciativa similar. Fuentes consultadas apuntan a que, quizá, se pudo haber planteado un ENIL más ambicioso, extendiendo su ámbito hasta la Fraga de Quiroga, ya propiedad de la Xunta, que tendría que asumir su parte de un plan de conservación que en estos años no atendió con mucho criterio. Con todo, la consellería, todavía descargando la responsabilidad en el concello por su inacción en el proceso de participación pública, yerra al negar la existencia de un valor del conjunto ambiental, con Quiroga, aunque éste no fuese plasmado en el informe municipal. Que parte de las alegaciones procediesen de los dueños de terrenos del bosque fue otra pieza clave en todo el proceso.

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