David Silva es uno de esos magos del balón que nunca defraduda por su brillantez en el juego y maestría en el toque pero también por su innata capacidad para activar y mejorar a los que juegan a su alrededor. Su maravilloso pase en el 1-0, en el minuto 7, dio ventaja a España en la primera ocasión del partido. Con la izquierda, al desmarque de Cesc, su envío fue perfecto. También su despliegue técnico sobre todo en la primera parte, con un par de centros más, y casi siempre muy seguro con el balón en sus pies. Aunque fue de más a menos en el partido, estuvo siempre incisivo en el juego y nunca perdió el sitio sobre el terreno de juego. Una garantía de rendimiento y buen fútbol.