El Tourmalet
Las interminables colas para inscribirte en un hotel

El Tourmalet por Sergi López Egea. / REDACCIÓN

Lo de los registros en la recepción de los hoteles en España es como un vía crucis que debes pasar cada tarde, una cola interminable de personas que tiene que apuntarse una a una mientras se les pide hasta la partida de nacimiento antes de recibir la tarjeta de la habitación. Los registros online no aportan nada para agilizar este trámite y, cuando eres el último que llegas, más vale que te llenes de paciencia y que pidas que te guarden el sitio a algún bonachón o bonachona que tengas por detrás de ti si por casualidad tienes que correr al baño con cierta urgencia.
Algunos hoteles eternizan la espera entre que hacen la fotocopia del carnet de identidad, te preguntan el teléfono móvil personal, el correo electrónico y si la dirección que figura en tu documento es la correcta. Van pasando los minutos. Encima, ahora, se ha puesto de moda cobrar por anticipado, aunque tengas la habitación pagada, por servicios como la plaza de aparcamiento del coche. De este modo, la inscripción se demora un rato más al anotar el número de matrícula del vehículo.
No es la cola para un concierto
Empiezan a llegar personas acreditadas en la Vuelta, el vestíbulo se llena de gente que, más que tener cierta prisa de llegar a la habitación, parece que estén haciendo cola para conseguir una entrada y asistir a un concierto de Taylor Swift.
En ocasiones te preguntas si ocurre algo en el establecimiento, un desalojo, una urgencia de última hora, por lo que si vas por libre agradeces que por una noche el hotel que ocupas esté al margen de los oficiales que emplea la carrera, más de 2.000 camas todos los días.
Si tienes la experiencia que te da cada mes de julio viajar por Francia - en algunos aspectos superan a las costumbres locales españolas- te preguntas qué pasaría si en los hoteles ubicados al norte de los Pirineos fueran tan escrupulosos con el doble de personas desplazadas al Tour y formándose colas en las recepciones, que sólo conducirían a escuchar de nuevo la peor frase que te pueden decir en la puerta de un restaurante. “Désolée, la cuisine est fermée” (lo siento, la cocina está cerrada).
Con la tarjeta de crédito es suficiente
En Francia, como mucho, te piden la garantía de la tarjeta de crédito por si tienes la mala costumbre de marcharte del hotel sin pagar, algo que no es recomendable en ningún lado ni país del mundo mundial.
Las autoridades locales, acertadas en otros aspectos sociales, deberían tomar nota de que no hace falta crear una ficha casi policial para inscribirte en un hotel cuando supuestamente tienes libertad, sea por cuestiones turísticas, profesionales o deportivas, de moverte de un lado a otro sea para seguir una carrera ciclista, ir a la playa, subir por el monte o darte un homenaje con fines gastronómicos.
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