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Cuatro paisajes para admirar el lluvioso invierno

A Poza da Moura, las cascadas de A Bouzafría y A Feixa y el paseo marítimo de Baiona muestran estos días la espectacularidad de la naturaleza desbocada

La Cascada de A Feixa rebosa  tras las lluvias de estos días

Pablo Hernández Gamarra

El invierno suele mostrarnos la cara más salvaje de la naturaleza, sacudiendo Galicia con temporales cargados de intensas lluvias y fuertes vientos.

Si pasamos la página de los desperfectos causados por las lluvias y vientos con los que la borrasca Herminia zarandeó Galicia y solo nos centramos en el espectáculo natural, en Vigo y su comarca topamos con parajes que ganan en belleza con el mal tiempo.

Cascada de Bouzafría, en el río Eifonso, en Bembrive.

Cascada de Bouzafría, en el río Eifonso, en Bembrive. / Ricardo Grobas

Cascada de A Bouzafría, en Bembrive

Sin duda, es la caída de agua más conocida de Vigo. Y la que más ruge. En el invierno, los cuatro metros del salto de A Bouzafría generan un fuerte estruendo. El agua del río Eifonso se abre paso con fuerza desde las inmediaciones del campus de la UVigo en el monte de As Lagoas, en Zamáns. Luego avanza por las parroquias de Beade, Bembrive y Sárdoma hasta desembocar en el río Lagares, que atraviesa toda la ciudad de este a oeste hasta fundirse con el mar en Samil.

El rugido invernal de la Fervenza da Moura, en Moaña.

Fran G. Sas

A Poza da Moura, en Moaña

Este "jacuzzi natural" con vistas a la ría presume de fuerza torrencial. Si en verano la Poza da Moura es un lugar de lo más apacible para darse un baño, a pesar de sus heladas aguas, en invierno el caudal del río Muíños baja en tromba por el Monte Domaio. La caída del río Muíños desde la popular charca se divisa desde la Autovía de O Morrazo. El estruendo del discurrir del agua se percibe incluso antes que la poza, desbordada tras días de lluvias.

A fervenza da Feixa, en Redondela

A Feixa, desbordante de esplendor

Antonio Pinacho

Esta espectacular cascada de Reboreda recibe decenas de visitantes cada invierno, que acaban impactados por su fuerza. Especialmente desde que en septiembre de 2014 se habilitase una senda peatonal y una pasarela de madera que permite a los visitantes acceder a tan bello paraje. Las escaleras permiten a los curiosos acceder hasta la parte alta de la fervenza del río Alvedosa y disfrutar de la potencia con la que el agua se precipita al vacío para proseguir su curso.

Fuerte oleaje en Baiona, en la tarde de ayer. |  Alba Villar

Fuerte oleaje en Baiona. / Alba Villar

El paseo marítimo de Baiona

Es uno de los puntos más concurridos del sur de Pontevedra para contemplar el océano. Como si de un ser vivo se tratase, el mar semeja enfurecer en los días de temporal y descargar su ira contra la rocosa costa del Val Miñor. El paseo marítimo de Baiona es un lugar privilegiado para observar el oleaje, con el telón de fondo de las islas Cíes y Monteferro.

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