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Alaska: "Lo importante es hacer lo que quieres, no la consecuencia"

Rompió el arquetipo de diva gay aunque convirtió en himno "¿A quién le importa?" y de su look punk y cyber de los 80 se mantiene (solo) fiel a las plataformas. Alaska sigue sobre las tablas y llega a Galicia

Alaska, caracterizada para la función de "La última Tourné".

Alaska llega a Galicia con Mario Vaquerizo y con el tono vodevilesco de una comedia musical: "La última tourné". Protagonizada por Manuel Bandera, Bibiana Fernández, Alaska, Mario Vaquerizo y Marisol Muriel, el próximo jueves 20 de febrero -a las 21.00 horas- harán una parada en el Auditorio Mar de Vigo. Luego, el sábado 22, estarán en Santiago, en el Auditorio Abanca.

-¿Cómo de integrados estáis en el elenco del espectáculo?

-Cuando Manuel Bandera y Bibiana Fernández hacían "El amor está en el aire", nos llamaron a nosotros [Mario y Alaska] para que hiciéramos dos personajes nuevos, 'ad hoc' para esa obra, "El amor sigue en el aire". Nos gustó tanto y descubrimos que trabajábamos todos tan bien juntos que, lo que iba a ser para un fin de semana, se convirtió en unas 80 funciones. Decidimos seguir adelante; queríamos formar una especie de compañía de teatro estable, entre Manuel, Bibiana, Mario, Marisol, Cayetano, Félix Sabroso...y yo. Y así es como surgió "La última tourné". Nos pusimos a ensayar el año pasado y aprovechamos los huecos que tenemos cada uno para hacerlo porque nos gusta.

-¿Cómo es volver a las tablas del el teatro?

-Es muy distinto a los conciertos de Fangoria. El teatro es otra cosa, pero sé que me gusta. Y en algunas cosas no es distinto hacer un directo: suceden cosas que nunca van a volver a pasar.

-Y la convivencia con Mario, ¿no se resiente después de tantos trabajos juntos? ¿Artísticamente no cansa verse tanto?

-No, al contrario. De hecho, nosotros nos conocimos trabajando y estamos acostumbrados. Es ahora cuando terminamos la temporada de teatro en marzo, cuando comienzan los conciertos. Y en octubre, cuando termine la de los conciertos, volveremos a retomar el teatro. Desde luego que no estamos cansados de trabajar juntos. Si no, sería tan fácil como no hacerlo. Nada te obliga a hacer algo que no quieras.

-Históricamente se os ha vinculado en Vigo con grupos como Killer Barbies, que precisamente cumplen 25 años con Silvia Superstar. ¿Habéis seguido en contacto con Galicia?

-Tuvimos amistad con Killer Barbies, que ya eran amigos comunes, por un lado de Mario y por otro, mío, cuando empezamos a salir. Estuvimos en el mismo escenario con la obra anterior, pero no puedo decir que haya una implicación personal con Galicia más allá de eso...

-¿Cómo veis al público gallego?

-A nosotros nos gusta mucho ir ahí; siempre nos hemos encontrado muy cómodos, tanto como cuando ha sido en una plaza grande o en un teatro pequeño.

-¿Qué expectativas tienes en este nuevo gobierno a nivel cultural?

-Yo nunca tengo expectativas en los gobiernos. Ni con este, ni con ninguno. Tengo la edad suficiente como para pensar en los momentos buenos o malos de mi vida sin recordar quién era presidente en ese momento. No tiene nada que ver con mi vida, ni con los discos que hago. Tiene que ver con los impuestos que pagas, con que haya una serie de prestaciones...

-Pero el apoyo y la promoción cultural cambian con cada gobierno.

-En cualquier gobierno de nada sirven las palabras si luego no hay dinero destinado a la promoción de la cultura. Probablemente sea algo que se esté haciendo no solo desde el gobierno central, sino desde cada ayuntamiento o comunidad. A veces, ciertos ámbitos de la cultura que no son masivos a nivel de industria o que no tienen muchos espectadores, según qué tipo de cine o música, desaparecerían sin apoyos.

-Desde los 80 en el candelero. ¿Crees que la clave de la permanencia del éxito está en la coherencia con la estética, el estilo, o las ideas; o por el contrario, en saberse adaptar a los tiempos?

-Es genial que lo veas así, pero no siempre hemos estado en el candelero. Por ejemplo, en el momento en que conocimos a Killer Barbies hace 25 años, eran un grupo más grande que Fangoria. En aquel momento, a Fangoria no nos contrataba nadie, no teníamos compañía de discos... Ahora estamos en un momento muy bueno y salimos en la tele. No siempre ha sido así, pero no pasa nada.

Estábamos haciendo lo que queríamos y se ha dado la casualidad de que hemos vuelto a ser un grupo conocido y comercial, pero podría no haber ocurrido nunca y no pasaría nada. Lo importante es hacer lo que quieres, no la consecuencia. Cuando empezamos hace mil años en Pegamoides, tampoco: éramos un grupo pequeñito que actuamos en salas diminutas. Sabemos que esto cambia, unas veces estás más arriba, según la visión de la gente. Con el teatro, estamos teniendo muy buena acogida, por ejemplo. Pero si no lo tuviéramos, lo haríamos igual. Iríamos a sitios más pequeños, lo único importante es hacerlo.

-Lo dices como si haber atravesado cuatro décadas fuera un asunto baladí.

-No hay excusa para negarlo. Otra cosa es que nadie vaya a verte, pero tú estás, porque quieres. Sacas tu disco, aunque vendas 500 copias y haces lo que tú quieres. Y cuando pasa el tiempo, eso forma parte de lo que tú querías y hacías, y todo suma.

-¿Seguiréis estirando en el teatro?

-Hemos sacado dos discos del año pasado y estamos agotados ahora mismo del estudio de grabación. Estaremos tocando este año, después seguiremos con el teatro y ya nos meteremos en 2021, donde no va a haber conciertos de Fangoria. A partir del año que viene bien entrado, y en cuanto tengamos ganas empezaremos a pensar en un nuevo disco.

-Ha habido bastante polémica por unas declaraciones tuyas sobre la política de igualdad de la ministra Irene Montero. ¿No crees en la paridad?

-Yo creo que debería de primar la meritocracia en todo. A mí me gustaría que cuando vaya al médico, por ejemplo, me atienda el mejor. Me da igual que sea mujer, hombre, transexual o de Guinea Ecuatorial, Suiza o Suecia.

-¿Es cierto que te llamas Olvido por un olvido real de tu padre?

-Mi padre, por la guerra civil primero y luego por ser un refugiado, no mantuvo una relación en la distancia con su familia. Al volver se encontró con que la que se llamaba Olvido era su hermana, no su madre como él creía. Fue 40 años después, cuando él regresó a España.

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