Las últimas obras de Clint Eastwood explotan una incesante fuente de historias: la realidad. Ahí fuera, a veces en un artículo, como en "Richard Jewell", el veterano realizador halla munición para disparar a bocajarro, plano a plano, su versión de la sociedad estadounidense y cuestionar el poder y sus modos. Un poder que, errado y apoyado en medios sin escrúpulos, puede convertir a un héroe en un culpable, como en "Sully". "Richard Jewell" es otra película impecable con actores que lo dan todo y nada se desvía del blanco. Solo cabe desearle a Eastwood, que nos legó icónicas películas como protagonista, una larga y próspera vida tras las cámaras y más títulos impagables, que ya tiene unos cuantos.
