El cambio de década llega rodeado de nuevos aires en el diseño de interiores. Los años anteriores, marcados por una gran cantidad de elementos decorativos y tendencias como el retorno del maximalismo y de los grandes espacios abiertos, dan paso ahora a tendencias que quieren ser respetuosas con el medio ambiente en el que se desenvuelven, sin descuidar para nada la belleza.
Entre los protagonistas de esta nueva estética de formas suaves y redondeadas destacan los diseñadores Raphaël Le Berre y Thomas Vevaud, que se conocieron a mediados de la década de 1990 como estudiantes en la École Camondo en París. Vevaud se formó con discípulos del maestro minimalista Christian Liaigre. En 2008, sus trayectorias se unieron para producir espacios exuberantes, pero siempre ordenados y atractivos. Ambos odian eso que podríamos llamar "querer pero no poder". Todo lo que suene a falso está de más en las habitaciones que llevan su sello. Uno de los últimos trabajos que han realizado es la reforma de un apartamento parisino de tres dormitorios entre la Place de la Concorde y el Palacio del Elíseo. Los propietarios necesitaban asegurar estructuralmente el loft de mediados del siglo XIX antes de amueblarlo para su familia. El antiguo propietario del apartamento era un aristócrata que había instalado paneles de madera de un castillo en varios espacios, incluido el dormitorio principal y el baño. Pero a pesar de los adornos nobles, había evidencia de graves problemas estructurales. Las puertas y los pasillos se ajustaron para crear una mayor simetría, y se instaló una gran ventana panorámica en el comedor para ofrecer una vista del jardín del edificio desde el hall de entrada. El resultado es una casa elegante, moderna y funcional.
