"Star Wars" es mucho más que una simple saga de películas. Es un negocio, una marca, una fábrica de millones de euros, pero también es (y todavía lo sigue siendo, le pese a quien le pese) un lugar épico en el que abstraerse y contemplar una historia infinita que todavía tiene mucho que contar.
El 20 de diciembre de 2019 se puso punto final a una enealogía que nació en 1977 de una forma excepcional, puesto que, en vez de dar comienzo con el episodio I , "La guerra de las galaxias" nació a partir de su episodio IV, titulado "Una nueva esperanza". Posteriormente, llegaron dos filmes considerados los mejores de la saga por los fans más puristas, "El Imperio contraataca" y "El retorno del jedi". Un cierre que dejó años de silencio cinematográfico al tiempo que los descendientes de los primeros seguidores crecían viendo las películas que habían cautivado a sus padres.
A partir de 1999 comienza la polémica. Primero, con una trilogía a modo de precuela dirigida por el propio creador de la saga, George Lucas, que dejó un sabor agriducle a los fans, y, posteriormente, con el lanzamiento de otras tres películas (tras la compra de Lucasfilm por parte de Disney en 2012 por 4.040 millones de dólares) que trataban de contar qué había ocurrido después de la destrucción de la Estrella de la Muerte en el Episodio VI.
¿El resultado? Un desastre que ha enfadado a los seguidores por culpa de una trama caótica protagonizada por personajes sin carisma.
Sin embargo, hay esperanza para la saga. Los éxitos del "spin-off" "Rogue One" y de la actual serie "The Mandalorian" invitan a pensar que la Fuerza aún es poderosa en muchos de los guionistas, directores y productores que hay detrás de estos proyectos. Solo cabe esperar que esta saga no caiga finalmente en ese Lado Oscuro al que se ha aproximado en los últimos años.
