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Jeremy Irons, cicerone de lujo en el Museo del Prado

El famoso actor británico narra el documental "Pintores y reyes del Prado", que se estrena el lunes y está ya siendo visto por miles de escolares de forma gratuita en cerca de 200 cines españoles

Jeremy Irons, en el Museo del Prado. // Josefina Blanco

Hay un momento en el documental "Pintores y reyes del Prado" en el que Salvador Dalí confiesa que, de salvar una sola cosa del Museo del Prado, conservaría el aire de Las Meninas. Y eso mismo piensa el actor Jeremy Irons, cuya voz acompaña al espectador, preocupado por el efecto demoledor del hombre en el planeta. "Las Meninas es un cuadro revolucionario que invita a pensar de una manera revolucionaria en el cambio climático, no podemos seguir como estamos, acabando para nuestro beneficio con los recursos del planeta". Y detalla: "Las Meninas es un cuadro extraordinario que está pintado desde el punto de vista de las personas que son pintadas, estamos mirando el cuadro y son ellos quienes nos miran, y eso -se detiene a analizar Irons- es una inversión completa de cómo normalmente vemos un cuadro".

El actor charló esta semana en Madrid sobre la increíble obra de Velázquez, una de las más de 8.000 obras de arte que contiene la primera pinacoteca nacional, entre los que se exhiben y los más de 7.000 que tienen guardados. Irons, icónica voz del cine universal, es el narrador de este documental sobre el Museo del Prado, realizado por la italiana Valeria Parisi con motivo de del 200 aniversario de su fundación, en el que se explica, mediante multitud de obras maestras de la pintura, no solo la historia del museo, sino la del país. "Me siento muy cómodo contando distintos periodos de la historia, aprendiendo, disfrutando de ellos; me encanta el color, el diseño, las historias, y todos los cuadros tienen 'algo', te dicen cosas de un periodo determinado del mundo y de diferentes culturas", apunta.

Y desvela que "sólo" puede quedarse en el Prado por ratitos de "unos diecinueve minutos". "Después tengo que salir y caminar un poco, tomarme un café, para regresar luego, porque me abruma, es demasiado para mí; podrías pasar todo el día, pero yo me quedaría agotado", sonríe este "cicerón" de lujo, que incita a mirar el museo con otros ojos, a volver a verlo aunque se sea un visitante asiduo.

El secreto es que disfruta de "todas las cosas bonitas, ya sean cuadros, arquitectura, vestuario, películas: todo lo que esté bien hecho y me lleve a otro lugar y me haga entender la condición del ser humano".

El británico, amor secreto de varias generaciones de fans (tiene unos esplendorosos 71 años) es, además, uno de los escasísimos actores que pueden presumir de la llamada "triple corona de la interpretación": Óscar por "El misterio Von Bulow" (1991), Tony por "The Real Thing" (1984) y Emmy por "Elizabeth I" (2005), como mejor actor en cine, teatro y televisión, donde también hoy brilla desde su Adrian Veidt, un personaje inspirado en Ozymandias, del cómic adaptado por HBO en la serie "Watchmen".

"Disfruto actuando en cualquier película, y si el personaje es interesante, me saca de mi vida ordinaria, tanto si es un superhéroe, como si es una persona real. Disfruto de tomar vacaciones de mí mismo, como me pasa con la pintura, que transporta a otra vida a quien la mira. Y cuando regresas de esas 'vacaciones' -concluye- vienes dinamizado y fresco".

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