Una maniobra de resurrección solo es completa si culmina con otra vida. Eso es lo que afortunadamente acaba de suceder con el esperado regreso de 091. Hace tres años sorprendieron con el anuncio de una gira de retorno ["Maniobra de resurrección"], justo cuando se cumplían 20 años de su despedida, inmortalizada en "Último concierto". Ahora que están a punto de cumplirse 25 de la grabación del que era su último disco de estudio, "Todo lo que vendrá después", vuelven con nuevas canciones en un álbum titulado "La otra vida" (Warner Music). Afortunadamente el paso del tiempo ha dejado aquel adiós en un hasta luego y 091 tendrá en vida la justicia poética que sin lugar a dudas merece. La buena acogida de la gira "Maniobra de resurrección" animó finalmente al grupo a escribir y grabar de nuevo.
Los granadinos regresan al ruedo con la misma formación con la que se despidieron en 1996: José Antonio García a la voz, Javier García Lapido a la guitarra, Jacinto Ríos al bajo, Tacho González a la batería... y por supuesto José Ignacio García Lapido a la guitarra, autor de todas las letras y guardián de las esencias de la banda. Versos que son la seña de identidad de una banda que ha tenido que convivir con las manidas etiquetas de "grupo de culto", "banda maldita" o la que dice que Lapido, muy a su pesar, es el secreto mejor guardado del rock español. Con ellos hay otros músicos que han acompañado a Lapido en los últimos años, especialmente Raúl Bernal, que con sus teclados aporta un nuevo barniz a la lírica y música de los Cero. También está Popi González, colaborando en las percusiones.
"La otra vida" son diez canciones, algo más de media hora de música en la que están los ingredientes habituales marca de la casa: electricidad, melodía y letras en las que se plantean más dudas que certezas. Y las certezas que contiene son lapidarias: "Te diré la verdad, la verdad te acerca al precipicio. Te diré algo más, de este sueño nadie sale vivo", cantan en "Vine a terminar lo que empecé", el primer disparo de este ansiado regreso. Una canción que constituye toda una declaración de intenciones y con la que abren el disco.
Quizás es pronto para calibrar el lugar que ocupará "La otra vida" en la discografía de los Cero, pero lo que es cierto es que el álbum está a la altura de su leyenda. Y eso no es poco. La banda conserva sus señas de identidad musicales, con temas de rock entre contenido y furioso, como "Condenado","Camino" o "Dejarlo morir", y otros en los que la música y los versos se deslizan de manera delicada y desgarrada, como "Mañanas de niebla en el corazón", "Naves que arden" o "Al final". Vuelven a estar las referencias a las sombras y al mundo onírico para buscar las claves del que llamamos real, "Soñaremos la verdad, creeremos que es la vida", dicen en "La sombra".
La vigencia de sus letras
Si hay algo que caracteriza a 091 y a la carrera en solitario de Lapido es que, a pesar de beber directamente de la fuente del rock anglosajón y del blues, sus canciones no necesitan importar iconografía o realidades foráneas. Con lo que hay aquí llega y sobra. Eso las hace más cercanas y, sobre todo, las reviste de una credibilidad que las hace duraderas ante el paso del tiempo. Temas como "Sigue estando Dios de nuestro lado", "La vida qué mala es", "Este es nuestro tiempo", "Si hay tormenta", "Huellas" o "Nubes con forma de pistola" siguen hoy tan vigentes como cuando fueron escritas, hace ya más de 25 años. "Escribí algunas canciones en los años 80 y principios de los 90 que hablaban del lado oscuro de la sociedad. Entonces España era un país pujante, de nuevos ricos, con la Expo, las Olimpiadas de Barcelona y obras faraónicas en todos los pueblos... Lo cierto es que seguía habiendo más de un millón de parados y una gran desigualdad social. Me preguntaban por qué mis canciones eran tan pesimistas, yo intentaba decirles que simplemente eran realistas", decía el propio Lapido a VISADO en una entrevista con motivo de su gira "Soltad a los perros" junto a Quique González, uno de los músicos que no deja de reivindicar su influencia. El madrileño, después de versionar "Algo me aleja de ti" en su disco "Daiquiri Blues", colaboró con Lapido en "De sombras y sueños", donde cantaba "En medio de ningún lado". Una canción cuyos rastros se pueden seguir de alguna manera hasta "Soy el rey", con la que se cierra "La otra vida".
Esa lírica entre pesimista y realista, entre escéptica y soñadora, impregna las diez canciones del disco y hace, que más de 25 años después, el estilo 091 sea reconocible y suene actual. "Y alrededor las fieras siguen aullando, por el camino que vamos, no llegaremos jamás. Y alrededor el vendaval hace estragos, por el camino que vamos no llegaremos jamás", cantan en "Camino". "El vigía se ha dormido y nadie dará la voz de alarma. El agua hará que flote el barco, pero también lo hundirá. [...] Más vale encender las velas, que maldecir la oscuridad. [...] A las puertas del infierno abandoné toda esperanza y recordé lo que me dijo el hipnotizador: Es mejor hacerse el muerto que sostenerte la mirada", en "Dejarlo morir". O "me traes palabras cargadas de siglos, de siglos que atesoraron mil guerras, ya ves que son guerras que todos perdimos" en "Mañanas de niebla en el corazón". Tampoco falta el amor, aunque sea con un barniz amargo. "Ya lo dijo el rey de copas, dadles vino y superstición, será la única forma de que fracase la rebelión. Si alguna vez pudieras leerme el pensamiento verías que no pienso en nada, en nada más que en ti", en "Leerme el pensamiento".
La banda ya ha ofrecido dos conciertos durante el verano, en el Festival Cultura Inquieta de Getafe y en el Oh See! de Málaga. Con la publicación de "La otra vida" llega el anuncio de una gira en 2020 que arrancará el 24 de enero en la sala Joy Eslava de Madrid. Hay siete fechas más confirmadas hasta marzo en ciudades como Sevilla, Málaga, Barcelona, Bilbao o Santander. De momento esa otra vida no incluye parada en Galicia, donde actuaron en junio de 2016 dentro del Festival Cultura Quente, en Caldas de Reis. Habrá que esperar un poco más...
