Allen ama Nueva York. Lleva años confesándoselo y reincide en esta adorable producción que sale del armario un año después por las acusaciones que pesan sobre su autor. En "Día de lluvia en Nueva York", que parece remitir al cine de otra época, está el Allen de siempre, apoyado en un elenco apetecible, y lo saludamos con nostalgia. Es un compendio de sus mejores tics como director de comedia y como observador, entre escéptico y fascinado, entre romántico y cáustico, del género humano. El resultado es una obra fresca, encantadora y deliciosa, con muchas (más) frases para recordar y en la que se adivina como nunca al realizador tras el actor interpuesto para la ocasión, Timothée Chalamet.
