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El tanguero más "gashego", en Vigo

Hijo de emigrantes lucenses, el argentino Guillermo Fernández, al que su madre le enseñaba canciones en gallego cuando era niño, es uno de los artistas más importantes del tango, con 50 años de carrera. Mañana actuará en la ciudad olívica, donde se reencontrará con sus raices

Guillermo Fernández, en una foto promocional. // Schreiterer

Si la patria es la infancia, como dijo Rilke, la de Guillermo Fernández está entre Galicia y Argentina. Este músico, cantante y compositor de tangos es uno de los más importantes del género, con una trayectoria artística que ha superado ya los 50 años, y eso que "solo" tiene 61. Y es que Fernández (Buenos Aires, 1958) aprendió a cantar antes que a hablar, alternando el castellano con el gallego en sus primeras experiencias como vocalista. Mañana, 13 de julio (21.30), actuará en el Café de Catro a Catro de Vigo, en un concierto titulado "Galicia Buenos Aires", con artistas invitados, y auspiciado por el Consulado General de Argentina en Vigo.

"Canté desde siempre, creo -relata el artista porteño-. Contaba mi madre que cuando yo tenía dos años hablaba a media lengua y cantaba perfecto, y preocupada por eso me llevó a revisión y el médico le dijo: 'No se preocupe señora, este niño es sano, sólo que aprendió a cantar antes que a hablar'". Nacido en el barrio bonaerense de San Telmo, a los cinco años debutó en televisión, formando parte de un coro infantil. "A los seis me fui a probar al Canal 13 de Buenos Aires -detalla-, y un señor que me escuchó no permitió que siguiera cantando porque no aceptaba que un niño de seis años cantara un tango que hablaba del despecho de una mujer, me puse a llorar y me vino a consolar adulando mi forma de expresión una de las figuras máximas del tango, Julio Sosa".

A través de Sosa conoció a mucha gente del medio hasta que en un concierto le escuchó el famoso cantante y productor Hugo del Carril y le llevó al programa televisivo "Grandes valores del tango", donde cantó con las figuras más importantes del género, haciéndose muy popular en muy poco tiempo.

Fueron los comienzos de un cantante que siempre ha atesorado una voz prodigiosa, con un registro apto para la ópera, quizá atribuible a los buenos genes familiares. "Mi madre era músico, así como mi abuelo y mis tíos; mis domingos eran pura música. Mi madre me enseñaba canciones en gallego, mi abuelo en calabrés y mi tío en castellano, así que me convertí en un cantante políglota", bromea.

Su padre y varias generaciones anteriores nacieron en una aldea del concello lucense de Navia de Suarna. Allí, donde nació su padre hace algo más de un siglo, recogió el pasado año el título de Hijo Adoptivo. Su infancia y juventud estuvieron muy influenciadas por la cultura gallega: "Mi padrino Paco y mi padre fueron socios fundadores del Centro Lucense, mi prima Beatriz Fernández ha sido una gran maestra de danzas gallegas; mi tío Arturo Fontalba, un gran actor y recitador español. Mis primeros escenarios fueron sus carnavales, cuando con siete años cantaba con la orquesta de José Basso en los escenarios del club".

Tras sus inicios en televisión, su carrera no ha parado en este medio siglo largo. Grabó una veintena de discos, rodó tres películas, actuó en una veintena de musicales, de los cuales compuso tres, y ha recibido varios premios, además de trabajar en varios álbumes para diferentes artistas. "He viajado por el mundo entero cantando tangos, hasta en los lugares más recónditos, Corea, Shanghái... En Japón hice 6 giras visitando casi toda la isla", destaca el artista, apodado "Guillermito" por los que aún recuerdan sus comienzos como niño prodigio. "De chico, el tango fue algo que me sucedió; terminé envuelto en su camino sin entender bien por qué estaba ahí. El tango me había elegido a mí; ahora yo lo elijo a él", dijo una vez en una entrevista en "Clarín".

En la época de la dictadura utilizó su fama para mediar por los desaparecidos, aunque tratando de que los medios de comunicación no lo supieran. Según relató al periódico argentino, el padre de su primera mujer estuvo tres años y medio desaparecido, es decir, detenido ilegalmente. "Yo, por ser quien era, pude llegar a ciertos lugares e insistir para que me dejaran verlo. Un día me vinieron a buscar en un Falcon oscuro, me vendaron los ojos y me llevaron a un centro de detención en donde pude hablar con él".

Actualmente Guillermo Fernández está escribiendo un par de musicales, acaba de presentar una ópera de Ástor Piazzolla en Buenos Aires y espera que esta obra y un musical sobre Gardel puedan ser exhibidos en Europa. Precisamente sobre el más universal cantante de tangos aporta una sugerencia: "Me gustaría que en Vigo, donde llegó por primera vez Carlos Gardel y se hospedó en el Hotel Universal, alguna escultura o placa recuerdase su paso por esta ciudad, que fue salida de nuestros emigrantes gallegos y entrada de la música de nuestro continente americano".

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