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La catedral del Camino

Tan monumental es la iglesia de Vilabade que la llaman la seo de Castroverde, concello lucense rico en paisaje, patrimonio y pasado jacobeo

La catedral del Camino

Dicen que fue el propio San Francisco de Asís el fundador del antiguo monasterio de Vilabade, del que quedaría la iglesia. La tradición incluso pone año a la visita del santo. En 1214 de regreso de Santiago hacia Oviedo por el antiguo Camino de Asturias. El cenobio desapareció y el tiempo puso en el lugar un templo tan monumental que es conocido como la "catedral" de Castroverde, situada al lado de la capital municipal.

El edificio se construyó en el siglo XV bajo los auspicios de Fernando de Castro y fue reformado dos centurias después. Destaca en su exterior el pórtico de estilo renacentista de cinco arcos de su fachada principal, mientras que en el interior alberga en el altar mayor un retablo barroco obra de Francisco Moure e interesantes piezas de imaginería. Declarada Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional, la iglesia se sitúa en el mismo Camino, compartiendo espacio en la plaza con el pazo de Vilabade, inmueble del siglo XIV reedificado en 1760 por los descendientes de la familia Osorio, dedicado en la actualidad a turismo rural.

La magnífica construcción religiosa impresiona por dentro y por fuera y los pormenores atestiguan la tradición peregrina, como en la Fonte do Romeiro, donde los caminantes reponían el agua de las "cabazas" y descansaban. Está cerca de la ermita del Carmen, excelente mirador de la naturaleza circundante, pues es Castroverde concello de hermosos paisajes y numerosas huellas del pasado histórico.

En lo alto de la colina los condes de Lemos mandaron erigir en el siglo XIV la fortaleza en torno a la que se fue configurando la villa medieval. De aquellos tiempos resiste la altiva torre del homenaje, uno de los monumentos más emblemáticos del municipio, rico también en arquitectura popular. Además de cruceiros, puentes o fuentes, destacan sus numerosos molinos, algunos únicos, como los de noria, de los escasos ejemplos que existen en Galicia de este tipo de ingenios hidráulicos.

El más difundido es el molino de Lamela, situado en la aldea de Rodinso, en la parroquia de Bolaño. Recuperado y en perfecto estado, de aquí parten dos rutas, la de naciente y la de poniente; ambas permiten disfrutar de la naturaleza y de los pueblos de la zona, además de conocer otros muíños del recorrido.

La senda de los molinos de naciente se inicia en Rodinso y acaba en la aldea de Furís de Abaixo. En el trayecto se puede visitar Vilabade y su pazo. Al otro lado está la ruta de los molinos de poniente, de 22,5 kms., más una derivación opcional de 1,5 kms.

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