El concello coruñés de Mazaricos está bañado por las aguas del río Xallas, el más importante de la Costa da Morte, que ofrece además un recorrido de gran belleza paisajística. Otras corrientes dejan oír su rumor en el municipio, como el Rego do Vao o el Santa Baia, conformando paisajes verdes y frescos que hablan de una Galicia mágica llena de bosques frondosos y luz cambiante. El patrimonio fluvial diseña hermosas cascadas como las de Santa Leocadia, dos brazos que se precipitan desde seis metros de altura. Forman parte de la Ruta de las Fervenzas, uno de los muchos encantos del territorio mazaricano.
El paraje de Santa Leocadia está situado en la parroquia de Chacín, donde hay una capilla y una explanada para disfrutar del entorno al aire libre. A apenas quinientos metros están las cataratas, formadas por el Santa Baia y otros afluentes que salvan el desnivel entre las rocas. La senda llega hasta la misma base de las pozas. Otras tres caídas de agua integran la Ruta de las Fervenzas: la de Chacín, la de Firvado y la de Noveira, formada por el río del mismo nombre, tributario del Xallas.
Otro lugar que emana esa esencia de floresta animada es la Devesa de Anllares, una hermosa carballeira de más de sesenta hectáreas que se extiende entre Campelo y Castrelo, un ejemplo de bosque autóctono de los que antaño poblaban la Galicia atlántica. Aquí convive una sinfonía vegetal que incluye robles, acebos, abedules, fresnos, o helechos, entre otras especies. Dicen que es el bosque más occidental de Europa, una reliquia milenaria.
De la antigüedad del poblamiento en estas tierras dan testimonio otros importantes elementos, como el complejo Mina da Perxubeira (escrito también Parxubeira), una construcción megalítica que formó parte de una necrópolis de cuatro túmulos y que ha dado hallazgos como hojas de sílex, una punta de flecha, restos de cerámica campaniforme o cuatro estelas antropomorfas, entre otros. El dolmen está fechado entre el IV y III milenio antes de Cristo.
El Camino de Santiago, a su paso por Mazaricos, se engloba en la segunda etapa del epílogo a Fisterra y Muxía. La prolongación de la peregrinación sigue en auge y son muchos los que optan por acabarla en la Costa da Morte. Hay mucho más que descubrir en este concello, como las vistas desde el Alto das Paxareiras, donde se aprecia todo el valle de Carnota, con su playa de siete kilómetros, la más larga de Galicia.
